Me siento ante una mesa del área de comida rápida del moderno centro comercial, abro mi cuaderno y me pongo a escribir.
Sobre la mesa no tengo comida, ni estoy consumiendo nada en absoluto, solo escribo.
En el área hay muchas mesas vacías, así que no estoy ocupando el lugar que otra persona pudiera necesitar.
Sin embargo, hay un elemento de seguridad del centro comercial que me vigila constantemente, y me mira con una expresión como si fuera yo su progenitor natural que abandonó a su mamá, como si yo
tuviera tres cabezas y además seis dedos en vez de dos orejas.
El vigilante me mira como si fuese yo un sospechoso común o un delincuente potencial.
¿Es tan extraño sentarse a escribir en un moderno centro comercial?
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