Aves como notas musicales en los cables de la luz. Un añejo periodista habla sin parar de su pasado y su mucha experiencia, líder de opinión que gusta de vivir en el ayer. La lavandería abre sus puertas perezosamente, y tú no llegas. Los trabajadores desfilan rumbo a sus oficinas, yo escribo y escribo sin poder detenerme, algunos de ellos caminan y desayunan a la vez, y yo a ti no te logro ver. Tuestan café en algún local, las palomas buscan comida en la acera, pasan y pasan autos a gran velocidad y yo me pregunto dónde estarás. Me duele la mano de tanto escribir, noto que mi letra se deforma, quizás demasiada computadora. Pasan los minutos, haces tu arribo, yo bajo la mano y dejo de escribir. No más lectura, no más escritura, es tiempo de vivir.
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