En el umbral de la noche y el día
Del dolor y del placer
De la muerte y la vida
Y del eterno renacer
En la línea que divide
Tu libertad de la mía
Tu llanto de mi risa
Tu conejo de mi contento
Allí donde se unen o separan
Tus curvas y tu espalda
La espada y la pared
El odiar y el querer
En la frontera del sueño y la vigila
de la libertad y la posesión
de la intención y el acto
del rompimiento y el pacto
Ahí reside la nada
y comienza el infinito
principio del más allá para que al final
la nada volvamos a encontrar.
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