lunes, 31 de marzo de 2008

The Scarlett Letter

Querida Scarlett,
Te pido disculpas por ser una mezcla de Ashley y de Rhett es partes desiguales. El cuasimodo que camina derecho y no sabe ni siquiera tocar la puerta. Lamento no haber robado peras de un jardín y que no me haya dejado crucificar a los 33. Hice lo que pude, y si no estuvo bien, lo siento, no pude haberlo hecho de otra manera. Las cosas no se pueden cambiar. Tu lema fue “Así será, proteste quien proteste”, pero yo no tengo un reino ni una reina a la cual despreciar, y mucho menos una Iglesia que fundar. Fuiste la directora y estrella de tu propia película, yo sólo fui el extra que apareció de mesero entregándote la cuenta, y tú ni te percataste. Fui un admirador tuyo que en un sueño loco quiso ser admirado. Perdón por no haber podido resucitar el mar muerto por ti, ni cambiarle el color al mar rojo. Fui el octavo enano de tu cabaña; tu apóstol 13, que hizo mutis por la puerta de servicio, sin haber cenado. Del monte no bajé ni las tablas de multiplicar. Lamento no haber sido el cazador nocturno que en una mano tiene tatuada la palabra “amor” y en la otra “odio”, ese que esperabas que te pusiera en tu lugar con la fuerza que tú siempre dijiste rechazar. Disculpa también por no aceptar tu platónica ilusión, soy de carne y hueso, no un sueño encarnado. Al final me entero de que en nuestra historia no pasó ni el viento. Igual y en el futuro me comprendas completamente, por ahí del 2046. Sólo sé que el amor necesita de mucha coordinación. No basta encontrar a la persona correcta, se requiere también ser el correcto para esa persona; además hay que estar en el momento y en el lugar, oportuno e indicado. Como ves, nada sé. Perdona por el tiempo robado.

Atentamente,
Wilkes Buttler

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