Me gustaría ser el agua que limpia tus culpas, verdaderas o ficticias, el agua que por la mañana recorre tu cuerpo, como quiero recorrerlo con besos y caricias. Me gustaría ser el agua que a veces te hace soñar despierta y que en ti hace todo lo que no hace tu pareja. Me gustaría ser el sueño que te hace suspirar cuando guardas tu mano entre tus piernas; el sueño delicado que, como serpiente, deja ligeras huellas en tu arena. El sueño que aún roto, una vez que abres los ojos, perdura durante días iluminando con su recuerdo tu rostro. Me gustaría ser la brisa que penetra por tu ventana, que al refrescarte te reconoce y te llena de esperanzas. Ser quien te conoce mejor que nadie, como nadie nunca lo ha hecho, pero sólo soy un hombre que dista mucho de ser perfecto.
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