Jugaba con el carrito verde de mi infancia, el cual creí perdido por cerca de 25 años. Estaba en la casa de alguien que murió hace más de 10, casa que se vendió a un desconocido hace 12. Cuando me cansé de jugar pensé en ti y me asomé al balcón. Sin importar que era de noche y que desde el balcón solía observarse un gran patio con piso de loseta, yo vi un día soleado y en vez de patio un gran laberinto de arbustos. Tú que hasta entonces no estabas conmigo, apareciste. Te sabía embarazada, pero no por mí, y hasta donde te vi por última vez, estabas pensando en abortar. Allí estabas, junto a mí, llena de cicatrices y puntadas de una operación reciente, diciéndome nada importante y mucho menos reconfortante. Me dijiste que vivías cerca de allí, cerca de una avenida llamada Marina nacional, muy cerca del centro. Pero a la vez yo sabía que allí vivía quien murió hace más de 10 años y no tú, pero yo no sabía en dónde habitabas. También supe entonces que no importaba todo lo que yo pudiese recordar. Era el ‘aquí y ahora’. Tú me besaste y de repente estábamos en la calle. Yo subí a mi auto y tú subiste al tuyo, me dijiste que me seguirías. Encendí el motor y me puse en marcha. Yo te miraba por el espejo retrovisor, me seguías. Cuando llegamos a Marina nacional, en medio de la avenida había un gran prado, que en la realidad está al lado de la torre Eiffel, y en el centro del mismo se encontraba una gran catedral gótica en ruinas. Muchos jóvenes y niños jugaban alrededor de la catedral, incitados a ello por la soleada noche. Muchos colores, alegría y bullicio, parecía domingo. Me distraje un poco al poner mi atención en sus juegos. De repente, cuando miré de nuevo al espejo para buscaste alcancé a ver que muy de prisa dabas vuelta con tu auto en una calle. Habías aprovechado mi distracción para ir a tu casa sin que yo me diera cuenta. Me detuve, pensé en echarme en reversa y seguirte, pero me invadió una gran tristeza, decidí seguir hacia delante sin mirar atrás. La tristeza me dolió mucho, pues sabía que jamás te volvería a ver, y entonces desperté.
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