domingo, 28 de noviembre de 2010

La suerte está echada

Mentes que giran como en carnaval, buscando respuestas en ríos de palabras que vomitan los tiempos insensatos. Seres orgullosos que en su ego se olvidan de sí mismos, y ni cuenta se dan de eso. Esperas fastidiosas, esperas para que el destino se arregle por sí solo, así mientras lavamos nuestras manos, volteamos hacia otro lado; la preferencia es por la indiferencia. Promesas de amor que carecen de fundamento, dichas por corazones comprimidos que no sienten nada. Presiones sin sentido para elegir una de de las mil carreteras que no conducen a ningún sitio. El cielo oscuro presagia tormenta, pero todos sacamos nuestros relojes de sol. Cuando llueva fuego no nos servirán los paraguas, a menos que estén elaborados de asbesto, claro. En un monte alguien cita su frase favorita: “Alea jacta est”.

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