jueves, 19 de junio de 2008

Testamento

Misticismo animal con la mente en blanco prometiendo un lleno al vacío que no tiene nada que perder, las promesas pueden engañar, pero no empobrecer. De las bendiciones tenidas desde la infancia pasaron periodos de ingratitud, cuando llega la pobreza la gente empieza a activar sus vidas y hasta que de la nariz le sale agua al niño, se tapa el pozo, los que quedan vivos son los que intentarán gozar. No hay apuestas que apesten más que aquellas que se quiere perder con tal de conservar lo efímero, y sin embargo eso es lo que desborda casinos. Las rosas tardías se deshojan más temprano. Engañando hasta cuando no quiero y diciendo toda la verdad hasta cuando miento. No hay caso en permanecer joven más tiempo, de todas maneras el combustible se quema y todo se oxida. Tampoco tiene sentido guardar el amor para la princesa de boca de mango o para el príncipe de tul, pues capaz que nunca llegan. El taxi que dejaste pasar a la media noche bien puede ser el último y no hay tranvías que se llamen Teseo. A los relojes se les acaba la cuerda o la batería, si es que tu muñeca aún se adorna con el tiempo. Nada en el pasado fue mejor, salvo la economía. La niña de mis ojos ya es una mujer madura que se cayó del árbol por querer ser más mona que un chango. Jamás aprendimos a bailar tango. Las tres carabelas partieron ayer y tú y yo somos ahora más calaveras que marineros. Este es mi testamento: un terreno, algunas acciones, tres cuentas bancarias magras, una bolsa con euros para perderse por tres semanas y palabras, muchas palabras, más de las que querrás usar.

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