domingo, 12 de julio de 2009

Paradojas y verdades relativas

En la extraña prisa que oprime las entrañas de las mayorías se alcanza a percibir la distorsionada podredumbre de quien se toma su tiempo para todo. Miles de opciones que se resumen en una sola es lo único que veo por aquí, dudo que sea lo correcto, aunque todos me digan que está bien. El imbécil que se cree rey sin dejar de ser una insignificante sombra de unos cuantos números. El dinero no lo es todo, pero no puedes hacer mucho sin él, y esa es una condena constante en este mundo. Érase una vez un extraño pollo con complejo de pavo, que terminó siendo el plato fuerte de una poco opulenta cena de Navidad. Extraño pollo sin duda, pues se negaba a cacaraquear. Puedes comprar 507 cursos de superación personal para aprender a ser lo que debes ser o puedes encontrar tú mismo lo que está en el fondo de tu abismo. Después de todo ¿a quién le importa en realidad? Tarde o temprano todos tenemos que morir, entonces de qué nos preocupamos. La res destazada jamás quiso morir de forma tan aparatosa, pero al final ella fue la única que no se enteró de su final. No odio el dinero, sólo me molesta la manera en que lo consigo. Hay que tener cuidado de no llamar hermano a nadie, un franciscano me dijo alguna vez que las palabras son efímeras y que la mayoría de las veces se usan para disfrazar acciones. El sol se pudre día a día, mientras tu vida se diluye en trabajos que apestan a ambiciones frustradas y a explotación sin sentido. ¿Por qué debemos pagar por lo que no queremos y por los pecados ajenos? Ningún gurú tiene la respuesta. Hay bufones cuya idiotez los convierte en menos de lo que eran. La moneda está en el aire y tus frases viajan con ella. No hay ninguna razón cuando se persiguen utopías, el tren va demasiado aprisa como para poder saltar de él. Cobarde, dicen, es el que se suicida, aunque creo que se requiere mucho valor para hacerlo. El mundo está tapizado de paradojas. Muchas religiones de dónde escoger y muchas marcas de mermelada de fresa. Las revoluciones siempre terminan siendo tres veces peor que lo que derrocaron. Sí, paradojas y verdades relativas, extraña supercarretera a la perdición. Todos seremos juzgados por lo que escribimos, lo siento, ahora no puedo escribir otra cosa, sólo espero que la sentencia no sea tan severa.

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