Al que se va lo olvidan. Dímelo a mí, que para olvidar me fui, y el recuerdo me persiguió a todos lados. Todo para que al volver me enterara que yo, el que recordaba, fui totalmente olvidado. Ahora soy un ser de otra dimensión, que vive, quiere y respira, que aún siente; pero que siente, lamentando, que fue por completo olvidado. Los dados están cargados, la soldadura es dura, te lo digo, pero no lo es tanto como el olvido. Lo digo mal pero es la única manera en que puedo decirlo. El entierro sin difunto, sin dolo y sin duelo. La última vela que se apaga, se pierde en el horizonte del mar, al que se va lo olvidan, y eso es algo que no se puede cambiar.
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