El estruendo nocturno y las luces de neón, son sordera y ceguera cuando no está contigo la persona que realmente amas. Los amigos, por muy sinceros que sean, no pueden llenar el vacío que deja el verdadero amor perdido. No hay pasatiempos suficientes para secar las horas de soledad de ese estanque enfangado que te dejó tras su partida. Pareciera que la vida sólo la continúas por costumbre. La mente y el corazón buscan su regreso, quizá por ello el corazón sigue latiendo. Las palabras que escribes son dirigidas a su ausencia, como faros en la tormenta que buscan el regreso del navío extraviado. En las obras ajenas siempre encuentras pretextos perfectos para justificar su recuerdo. Buscar su rastro en otras personas es un engaño, mal truco de un mal mago. La resignación sabe a tarea imposible. Es tan difícil tratar de escapar de esta unión separada, más difícil que tratar de olvidar una culpa aceptada. Ahora comprendes el suplicio de Sísifo.
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