El restaurante pastoso con cantante folk italiano incluido, el mesero bien plantado con charlatanes ademanes de charlot (no puede impedir hacerse el gracioso, va incluido en su naturaleza, propina aparte) coquetea con la primaveral norteamericana bien acompañada por su añoso esposo, éste último un digno personaje de chiste, facciones caricaturescas y espectacular altura, sin embargo se nota que es un tipo exitoso. El esposo, no entiende nada de las gracias del mesero, de hecho ignoro si tiene sentido del humor pues su cerebro sólo capta lo que se dice en el idioma de los negocios y de las presentaciones empresariales, institucional hasta en su esporádica sonrisa. Ella, en cambio, capta los mensajes mundanos, los dobles sentidos y las connotaciones sexuales… el macho latino y joven tiene su atención. Pero la esposa no suelta su tabla de salvación, no importa qué tan bravo sea el mar de las tentaciones, no hay gustoso naufragio real a la vista. Suceso exponencialmente potencial, pero impotente en la práctica. Deseos tragados con tal de tener un futuro y la universidad para sus hijos. Gracias al cielo por alejarme un rato del mundo aséptico y recordarme por qué trabajo. Me levanto de la mesa, doy propina al charlot charlatán y mesero, y dejo atrás a esa pareja digna representante de lo que no quiero.
Roma, Sept 17, 2008
Roma, Sept 17, 2008
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