Sonrisa ausente y posiblemente perdida en el lugar donde suelen estar los calcetines extraviados.A pesar de que haya soles despejados y candentes el cielo parece gris y no te calienta ni el infierno.Las actitudes infantiles de los demás son para ti un gancho al hígado propinado por el campeón mundial de los pesos pasados.Sientes que quieres expresarte y se incremente tu creatividad de manera misteriosa (aunque puede ocasionar la pérdida de una de las orejas o el consumo voluntario de un coctel tan efectivo como el del último trago de Sócrates).Sientes las tripas tan revueltas como si el estómago fuese una licuadora furiosa.Sientes ganas de llorar, de rechinar los dientes y de desgarrar tus ropas mientras echas bíblicamente ceniza en tus cabellos. Todo parece cambiado.Revisas compulsiva y constantemente los lugares donde recibes mensajes (correo electrónico si tienes menos de 50 años, y el buzón de tu casa si tienes más edad; el teléfono y el nido de las palomas mensajeras). Si eres rey permaneces con la espada desenvainada (literalmente) esperando al mensajero, procediendo a cortarlo en dos (literalmente) en caso de que te anuncie un suceso funesto.Revisas tu discografía (eliminando los álbumes que a él/ella le gsutaban) e incorporas nuevos temas (con los que se identifica tu desdicha).Posibles erupciones en la piel y estornudos frecuentes. Ojos anegados si la persona es muy sentimental y temblores gelatinosos en caso de ser muy nervioso (a).Te sientes más mareado(a) que un marinero de agua dulce en el torbellino de una feria pobre.Pierdes el sueño y por eso te despiertas más temprano, de hecho casi nunca duermes). A veces el cansancio te vence cinco minutos antes de la hora en que tienes que despertar.Te dan ganas de vomitar, aunque tengas el estómago vacío.Te vuelves contemplativo(a) y ansioso(a), notas cada grieta en la pared y quieres hacer algo pero no sabes qué.Te importa un bledo la limpieza de la casa, personal y de todo en general.Caminas como si tuvieras zapatos de soplón de la mafia capturado por el Padrino traicionado y a punto de ser arrojado a las profundidades de un río.Comienzas a decir todas las blasfemias que tu mamá intentó quitarte lavando tu boca con jabón.Adelgazas sin necesidad de dietas milagrosas de revista femenina.Caminas tan erguido(a) como Cuasimodo.Eres tan oscuro(a) como un agujero negro ambulante.Te dan ganas de contarlo, de escribirlo (tus amigos y los extraños se soplan la tragedia más de una vez), de pensarlo, y los pocos sueños que tienes se tornan pesadillas. Quisieras perder todo lo que te recuerda a esa persona y tener un hueco en la memoria por donde drenen todos los recuerdos relacionados con él/ellaTe vuelves consciente de cada segundo que pasa en tu vida y cada segundo sabe a una hora.Caminas por el medio de la calle sin que te importe perder la vida (además ninguna empresa aseguradora querrá renovarte el contrato que en mejores días hiciste con ella).Dices que todo tiempo pasado fue mejor.No te ríes de nada.Haces viajes largos.Empiezas a tener miedo de decir “te quiero”.Te dan ganas de hacer cosas que jamás imaginaste (jugar a la ruleta rusa, despeñarte de una peña bohemia, colgar tu corbata de un árbol sin quitártela, etc.)Hablas con la mirada sin ser ventrílocuo(a).Pateas con las manos o en su defecto con los pies (¿o es al revés?).Dudas de tus besos.Crees en las señales y/o te hace crear señales (incluyendo las de tránsito y límites de velocidad).
Por eso el desenamoramiento te deshace.
Por eso el desenamoramiento te deshace.