Ignoro cuáles sean tus ilusiones, de hecho sin notarlo has borrado las mías. El camino que tenía yo tan seguro terminó en un callejón, de esos que no tienen salida. Dices que quieres estar conmigo, cuando en el fondo no me soportas, ¿por qué se necesita perder algo para entonces realmente valorarlo? Mi memoria es mala, pero mi rencor a veces parece de acero, por esa razón es probable que jamás me dejen cruzar las puertas del cielo. Ojalá no dijera todo lo que pasa por mi mente, ahora sabes porqué de la mesa de juego siempre salgo perdiendo. La responsabilidad es compartida, si es que hay culpable, lo somos quienes estuvimos involucrados. El juez es parte y además comparte todo, excepto la sentencia. Tras el atraco el botín fue dilapidado y como siempre en esos casos sale ganando quien no intervino en la historia. Nadie sabe para quién trabaja. Por eso me gustaría presentar mi renuncia oficial, por triplicado, para que ya nadie piense que quiero continuar. Por eso me voy, y aunque me veas yo estaré en otro lado, lejos aunque me escuches platicar. Todo lo que tomé consciente o inconscientemente lo he pagado con intereses, y no estoy dispuesto a pagar los platos que rompen otros. Me tomaré el siguiente tren hacia ningún lado y ahórrate mejor el dinero de la despedida y las intenciones, que más tarde los puedes necesitar. Te dejo poquitas palabras y buenos deseos, y lo más limpio posible el espacio vacante que otra persona vendrá a ocupar. ¡Buena suerte para todos!
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