miércoles, 15 de abril de 2009

Las ropas de la ausencia

La dolorosa ausencia tiene dos ropajes favoritos, que usa cuando visita a sus víctimas (quienes curiosamente suelen ser las mismas): el de cualquier noche y el de domingo por la tarde. Cuando la dolorosa ausencia se viste de domingo por la tarde hace que el tiempo se sienta inútil y que la espera sea amarga, todo a pesar del sol. Pero tiene una promesa: la rutina próxima del lunes. Cuando la dolorosa ausencia se viste de noche, ataca a sus víctimas con mayor virulencia y además les niega la calidez del sol. El tiempo transcurre lento y su promesa es el amanecer. De las dos vestimentas de dolorosa ausencia no prefiero ninguna, además tengo mis fórmulas para eludirla, sin importar sus ropajes. Los domingos por la tarde suelo escaparme físicamente a los sitios donde el tiempo adquiere su dimensión correcta. Cuando se viste de noche, escapo mentalmente a reinos de otras épocas o de otras dimensiones, o mejor construyo mis propios reinos. Aquí el tiempo adquiere toda dimensión.

4 comentarios:

Gittana dijo...

Ausencia elegante,,, Ausencia llena de vino y timidez...

Cecy dijo...

Es una buena manera de distraerla, asi no se la sufre tanto.

Besos.

cams_luna dijo...

Yo simplemente la dejo pasar o ella me deja pasar a mi? La verdad es que no se pero me duele la ausencia.

Saludos!

PIER dijo...

Yo es que la esquivo como puedo..
No me gusta tenerla cerca..
Esta ausencia mata duele desgarra.
Espero que tengas un buen domingo.
Te dejo abrazos.