Confundiendo el ardoroso rasguño de la pasión, con la profunda estocada que tiene el amor; el esclavizante hechizo que ejerce la luna con la perpetua pérdida de la razón. Me veo mezclando volátiles sentimientos inciertos con la sólida honestidad de un latido; la deliciosa suavidad de una caricia con la vaguedad mutante de tus suspiros. Mi mente no deja de evocarte, a ti te recuerdo en las canciones, siento que mi eje es lo que eres y haces, mujer de mil contradicciones. Ahora confundo la voz que nos impone la educación, con las sinceras palabras que dicta el cariño; inocente y pervertido me envuelvo en tu juego hasta descubrirme abandonado y perdido. No distingo ya la verdad de la mentira, y no sé lo que veo cuando mis ojos te admiran. Te afianzas con solidez a negar todas mis propuestas, mientras que me haces sentir que decidiste aceptarlas. No pareces tener ganas de abrir todas tus puertas, pero tampoco muestras deseos de cerrarlas. Según yo estoy despierto, aunque siento ignorar lo que sucede, es muy feo vivir sólo de confusas ilusiones, pero eso es lo que uno saca al querer a una persona con mil contradicciones.
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