Aullidos o sirenas, da lo mismo la cera que se consume o la electricidad que se gasta. Por lo general sucede de noche. Tinta y papel o dedos golpeando teclas que reflejan pensamientos en un monitor. Quizás medias puestas, no en el rostro, bandidos tratando de robarle la eternidad al tiempo mientras retan también al espacio. La soledad es la constante. No importa si pretenden inmortalizar su amor, evocarlo o sólo representarlo; quizás sean sus ideales. Un reto a la muerte, una burla al Diablo o tratar de escribir lo que Dios olvidó decir. Representar los recovecos de la mente, contar una historia dorada o lodosa, tratar de indicar a la gente el camino a seguir o buscar compañía en el camino a la perdición. La soledad es la constante. Pensando en quien no está, en lo que pudiera ser, en lo que sólo será en su mente o en lo que fue. Quizás espera al final la entrega de la persona amada, un reencuentro, el reconocimiento de las masas o de algunos cuantos, la admiración de los desconocidos o incluso el de los aún no nacidos. Quizás aspirar a la eternidad olvidando que todo, tarde o temprano, cae en el olvido. La soledad es la constante. Al final todo será igual que un mensaje dentro de una botella flotando a la deriva.
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