Sigo sin poder determinarlo. ¿Es el fin de mi vida o el principio de mi persona? ¿Por fin abro los ojos o es que comienzo a cerrarlos? Ya no soy tan bueno como creí serlo, y la maldad ya no es tan mala. Comencé olvidando la palabra de Dios y terminé perdiendo respetos. Los labios no sirven nomás para lanzar palabras al aire y las manos pueden hacer trucos con la carne. Amanecí arrepentido de lo que con mi consentimiento hiciste conmigo. Sólo que no estaba acostumbrado. Yo lo creí incorrecto y ahora es lo único que hago. El jefe de pista luce elegante y huele a jabón, pero ahora sé cómo es por dentro. Todo aquello que ayer miraba por encima de mi hombro, ahora lo miro a la altura de un zapato. Ya nada volverá a ser igual. La inocencia se deslava con cierta clase de calor, y jamás la recuperas. Sólo soy otro más, cambié mis valores por la normalidad. Ha sido pesado, ojalá sea sólo una fase o una temporada; pero sé que el sabor de boca permanecerá. Me siento mal, me siento idiota. No sé si esto es el fin de mi vida o el principio de mi persona. ¿Abrí por fin los ojos o comencé a cerrarlos? ¿Ahora cómo podré ver de frente a la gente sin sentirme apenado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario