Ayer la esperanza de muchos colores, hoy la resignación en un solo tono de gris, mucho pudo ser, el destino prometía, pero a la larga nada pasó. Tu voz solía encantar a mil serpientes que en ensueños podía correr, pero el encanto se acaba y tarde o temprano se descubre la verdad. Ayer tu cariño era un sol, hoy sólo queda un témpano de invierno, tan aturdido estoy que no distingo la derecha de la quebrada. Igual estoy pagando un error de otra vida, igual es el costo para entrar a algún paraíso sin policías. Tirando la primera piedra escondo la mano y registro lo que por pudor callamos. Ayer tu conversación, hoy el silencio de cuatro paredes desnudas. Si no pude alcanzar tu amor no quiero conformarme con tu desprecio. Mis manos que solían ser expertas en tocarte hoy se encuentran aturdidas y ateridas. Nada debe lograse a la fuerza, y de entre todo, menos debe obligarse a la compañía. Un adiós antes de perderme, mi última oportunidad para que me pidas quedarme. Ayer el esplendor de las estrellas, hoy el simple canto de un gallo, negándome lo que yo mismo me negué. No me gusta vivir de recuerdos, perdido en los laberintos del pasado, y sin embargo no siento tener presente sin ti. Un intento más o si no el último clavo, para empezar la carrera hacia la resignación.
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