El poema ajeno entregado a tus manos indica que tu brújula no apuntaba realmente a ninguna dirección. Y ahora no vale la pena ni salir en busca del tiempo perdido. Sólo hojas nuevas para comenzar otras historias. No hay vacaciones en la escuela de la vida, y comienzas a cansarte de de no aprobar el mismo curso. El arrullo de los aplausos y los destinos esclavos aún te seducen, sólo es cosa de despertar otra vez al instinto soñador. Cualquiera puede ser un cualquiera, y a veces te esfuerzas demasiado en serlo. Para comer hay que ser como los demás o ser muy muy especial, a la mitad se quedan los perdidos, los tibios vomitados por Dios, las sombras cuyas vidas dieron lo mismo. Las personas ordinarias admiran a los malabaristas de palabras, el amor no es el verdadero motor de la vida; ojalá pudiera ahorrarte la mitad del camino, pero estoy tan perdido como tú. Regresemos a contar estrellas y a descubrir ecos luminosos de lo que hace mucho dejó de ser; ser o no ser es quizá el dilema, la vida es sueño y tal vez un día despertaremos. Sólo una burbuja que se reventó a la mitad de su ilusión.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Despertar (contemplando el desperdicio)
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