martes, 3 de marzo de 2009

Noche de fábula

Allí estaba el gran cerdo, con una rosa tatuada en el trasero, con la frase “bésame mucho”, grabada en letras amarillas neón. Demasiada TV acerca de situaciones que en realidad no importan, fumé otro cigarro y un gato empezó maullar mi nombre, entre el humo de las estupideces quemadas, bajo la luna. Nadie sabía en ese momento hacia dónde íbamos, y muy tarde descubrimos que no fuimos a ningún lado, eso fue después de que la pluma expiró. Extraños secretos y febriles delirios, si no me crees pregunta a edgar alan poe. Algunas hermanas de la caridad ofrecieron su ayuda a las estrellas y a ciertas personas que nunca pudieron verlas. El tiempo es más relativo de lo que pensaba y terminé preguntándome hasta cuando iba a soportar la obra. “Ding, Ding, Dong”, cantaron el villancico unos chinos invadidos en su propia casa por una cadena de supermercados. Lo ridículo está de moda y tu amor siempre se fue con el mejor postor, tras dejar mi pozo en la peor sequía. Dentro de su complejidad todo está muy claro. El beso del alcatraz negro fue la despedida. Moraleja: No hables de lo que ignoras y no ignores lo que debes conocer.

No hay comentarios: