Tres ángeles sobre un arco de piedra, no en una tienda donde quieren venderte fe o superstición enlatada a precios divinos. Un simple arco de piedra, no de los que sirven para disparar flechas que cruzan el corazón de los enamorados. El trío miraba a la gente pasar. Un domingo cualquiera, día del Señor, cuando mucha gente tiende a descansar. Es extraño que esos días suelan ser soleados y que en ellos a veces se cumplan las ilusiones familiares de niños afortunados. Muchos padres llevan a sus hijos a vivir aventuras de un solo día, de oasis laboral, que posiblemente queden en la memoria de los pequeños por muchos años. Dicen que los ángeles son seres casi perfectos, que para ellos no existe el tiempo. Si son casi perfectos y no conocen el tiempo, ¿por qué entonces envidian un poco a ciertos niños y lamentan no tener recuerdos dorados? Los arcos de piedra no disparan flechas, pero los tres ángeles salieron de allí disparados, molestos, rumbo al cielo.
2 comentarios:
He leído los textos recientes de tu blog, y me han interesado...¡vaya mentira la tuya al decir que habías perdido la inspiración!.
Este texto me gustó más que los demás, pues creo que alberga sentimientos más profundos que logran asomarse perfectamente desde ese abismo que es -y será siempre- el hogar de las impresiones del soñador.
esos ángeles estaban celosos de la virtud de los niños
un beso
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