jueves, 31 de diciembre de 2009

Por qué escribo

Escribo porque mis sueños no son suficientes, porque la realidad no me gusta las más de las veces. Escribo porque no creo en lo que veo; porque parece que en el fondo en nada creo. Escribo porque debo hacerlo, igual y es para conservar el interés. Escribo porque sino no me siento vivo, porque escribir para mí es como respirar. Escribo cuando mis ojos se cansan de leer, dicen que eso es normal en quien lee demasiado. Escribo porque tengo algo que decir, aún después de que me hayan olvidado. Escribo más cuando casi termina el año, pero no porque me hayas hecho daño. Posiblemente lo hago porque soy un escritor compulsivo o porque es lo que te diría si estuvieses conmigo. Escribo porque una hoja en blanco me lo exige. Escribo para estar contento cuando me siento triste. Quizá sólo lo hago para matar el tiempo, en lo que llega mi último momento.

domingo, 27 de diciembre de 2009

La noche

La noche es misterio, y como éste también es fría. La noche es desconsuelo cuando tengo las manos vacías. La noche es, las más de las veces, sólo un cúmulo de horas que deben ser eludidas a través del sueño. Otras veces es el poema que la luna dicta con las estrellas. A veces es el recorrido que sin límites hago por tu cuerpo… las más de las veces la noche es algo carente de dueños. Refugio de criminales y la paz del sol. Escenario de pasiones o jornada del velador. Poderío demostrado de la electricidad, camuflaje de los hoyos en las calles, horario de la ansiedad. La noche no viaja en coche, Apolo sólo transporta a nuestra estrella candente. Ni lo hace en autobús ni en metro, pues éstos permanecen cerrados. La noche, a fin de cuentas, sólo es la ausencia del sol.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Va de nuevo

Va de nuevo. De todas las cosas sobre las que pudiera escribir, sólo se me ocurre escribir de ti. Aunque quizá más que de ti sea de mi relación contigo. Pero ya no sé siquiera por dónde empezar. Si fuera por el principio esto sería una crónica y como en el fondo me desagrada el periodismo, mejor desecho esa idea. Podría saltar y escribir sobre los mejores momentos, pero como tu relación conmigo no fue ideal ¿para qué entonces barnizarla de perfección? Hablar sólo de los malos momentos sería escribir un hijo bastardo de un tango y una tragedia griega, y de eso ya hay demasiado en la vida. Hablar de lo que pudo haber sido sería una necedad. El amor no sustituyó al pan, ni pudo forjar un futuro, la pasión fue más efímera que lo acostumbrado. La atracción de fondo fue probablemente más unilateral que un espejo plano y las vivencias no fueron lo suficientemente fuertes como para anclar la convivencia. A pesar de todo aún pierdo el apetito por ti, mi corazón se sigue acelerando ante tu recuerdo, tu figura se sigue apareciendo en mis sueños y sigo deseando que estuvieras conmigo. A pesar de todo, sigo escribiendo sobre ti.

martes, 15 de diciembre de 2009

Cautivo

Fue una especie de amor a primera vista, por lo menos para él. Al mirarla todo en ella le causó una gran impresión. No es que no hubiese oído hablar de ella desde antes, pues había escuchado, y mucho, pero eso no fue importante desde el instante en que la vio cruzar el umbral. Distinta a cualquiera, ella era lo más cercano posible a una diosa, tan distinta de las demás mujeres. Nada de falda corta, escote pronunciado ni ropa ajustada, muy al contrario, sus ropas sólo le dejaban el rostro y las manos al descubierto, no permitían adivinar siquiera el contorno de su cuerpo. Esas ropas de numerosos pliegues, como salidas de otra época, y a la vez sin tiempo. Esas manos que en su tersura inspiraban ternura, paz y quizá hasta piedad. Esos cabellos, a los cuales no podía desacomodar ningún huracán por fuerte que éste fuera. Su estatura correcta, ni muy alta ni muy baja. Todo en ella había hecho un efecto en el corazón de él, pero realmente lo que más le impresionó, lo que de inmediato lo convirtió en su esclavo fiel, fue el rostro, esos ojos que evocaban sitios más allá de este mundo, más allá de esta vida. Sus mejillas parecían tener una suavidad etérea y la simple idea de besarlas lo estremeció, como si eso fuera una especie de herejía, a pesar de que el beso tenía las intenciones más castas posibles. Pero los ojos, esos ojos que parecían mirar más lejos de cualquier materia, más allá que cualquier horizonte, lo femenino y lo materno mezclados con lo eterno. La mirada fue el tiro de gracia y por eso cayó él de rodillas ante ella. Él acostumbraba limpiar una vez al día esa habitación, a partir de entonces fue a limpiarla más de tres veces al día, con tal de ver a esa mujer divina, la única para quien tuvo ojos desde la primera vez que la vio. La visitó hasta el último día de su vida. Mi ignorancia acerca de las múltiples imágenes de la Virgen María me impide decirte cuál era exactamente la representada en aquella figura de yeso que lo cautivó.

viernes, 11 de diciembre de 2009

En vano

Gente que intenta robar corazones que nunca serán suyos mientras que otros siguen soñando en los amores más puros. Hay quienes por temor siempre usan lentes oscuros, viendo pasar sus días notando que pasan en vano. Hay quienes hacen buenas acciones que parecen malas, otros desfilan por las calles disfrazados de ratas. Muchos simple y sencillamente se la viven haciendo nada, ni siquiera notan que sus días pasan en vano. He conocido a más de una María, todas igual de confundidas acerca de su papel en la vida. Hasta ahora sólo una está perdida. También conocí a 50 madres más amargas que el peor vinagre. Se disculpan diciendo: “Es que lo llevo en la sangre”. Unos buscan su sitio correcto en el planeta, viajando por todos lados, sin descanso ni tregua. Hasta que descubren que ni la luna está contenta, porque sabe que vive sus días en vano. Judas besaba de forma parecida a como besas tú, mientras juras esperar a tu príncipe azul. Prefiero vivir en tu oscuridad y yo apago tu luz. Lautrec también vivió sus días en vano. Sería cómico si no fuera tan triste, y muy horrible si no fuera invisible, el vivir una existencia inservible y descubrir que todo fue en vano.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Todo bajo control

Pocos sobrevivientes, números diezmados y no llegaban ni a diez. Napoleón en el fango, preguntando ¿qué fue lo que salió mal? El mago tratando de unir las piezas, pero la sierra usada dejó cerrada la posibilidad de rearmado, el mago leía en vano las instrucciones en un charco de sangre, tratando de encontrar lo que le faltó al acto. El plan se derritió, algo salió mal ¿será porque los muñecos de nieve no duran en la intemperie del mediodía en el Sahara? Cuando te topes con una contradicción revisa tus premisas, al menos una de ellas estará equivocada. Nos descubrimos mutuamente diferentes a lo que quisimos aparentar, y a lo que creímos. Así es la vida, en rosa y en cualquier color. Cuenta que llega a 10 en el quinto asalto, la inseguridad a veces sube al ring, el boxeador en la lona se pregunta dónde se equivocó mientras mira estrellas danzarinas más cerca de lo que las vio Galileo. Nadie es inocente cuando todos tienen culpa, dijo el juez severo a los doce en el patíbulo, quienes estrenando corbata de soga y cayendo al vacío para bailar con los pies en el aire se preguntaban qué parte habían hecho mal. El problema a veces estriba en creer que los caminos son eternos, que la gente nunca cambia y que creemos conocer y conocernos. Lo único constante es el cambio, y hay veces que las cosas salen mal, aunque supongamos que todo está bajo control.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El pastel con hoja de oro

El piso de tablero de ajedrez no es un campo de batalla para torres, caballos y alfiles; sino sólo para meseras, cuya única victoria consiste en ganarse el sustento de cada día. Yo he visto esas luchas diarias, pues he trabajado como maître del restaurante del Gran Hotel durante cerca de 30 años.

Es un hotel muy caro, y no sólo eso, también es muy fino (rara vez ambas cosas se presentan juntas). Es tan caro que nadie de clases bajas se hospeda aquí, y muy poca gente de clase media logra pernoctar una noche en este recinto. Aquí los clasemedieros se limitan a comer o cenar una vez al año en el restaurante, con el fin de celebrar así ocasiones muy especiales, como aniversarios, cumpleaños, declaraciones matrimoniales o de amor (que tampoco se presentan siempre juntas), y no faltan padres que prometen a sus hijos: “Cuando termines tus estudios universitarios, te llevaré a comer al Gran Hotel”.

Precisamente algo de lo anterior sucedió con un joven de clase media a quien su padre trajo aquí por primera vez para festejarle sus 10 años de vida. Recuerdo que ambos ordenaron una rebanada de pastel con hojas de oro; lo cual personalmente creo que es uno de los más caros y absurdos desperdicios que puedan haber en la vida, pues con ello sólo se logran dos cosas: hacer algo realmente asqueroso en aras de la magra recuperación o hacer feliz a una ambiciosa rata Midas de alcantarilla.

Pero volvamos al niño, cuyo rostro se me quedó muy grabado, tanto que desde entonces lo veo cada que pienso en la palabra ‘ilusión’. Él volvió a venir acompañado de su padre cuando cumplió los 11, los 12, 13 y 14; pero para su cumpleaños 15 el acompañante del entonces ya adolescente fue ‘la sombra de su padre’, pues el progenitor se veía tan demacrado que supuse que para el cumpleaños 16 ya sería únicamente un recuerdo. Y tuve razón, a partir de su cumpleaños 16 el joven vino solo a comer su pastel.

Cada año era yo testigo de lo importante que para el muchacho era conservar la tradición. También noté que realizaba grandes esfuerzos para mantenerla. Poco a poco observé que la calidad de sus pulcras ropas empezó a declinar. En su cumpleaños 24 deduje que el joven era vendedor, al menos eso me decían la básica elegancia de su vestimenta, su sonrisa exagerada y artificial, su obeso portafolios de piel, su pluma mont blanc de imitación y, sobre todo, las desgastadas suelas de su inmaculado calzado.

Su sonrisa había dejado de ser natural desde su cumpleaños 16, aunque volvió a serlo en el 26, cuando alteró un poco la tradición, pues vino de noche acompañado de una joven a quien le propuso matrimonio allí mismo y ordenaron, antes de la rebanada de pastel con hoja de oro, una cena completa para dos. 365 días después regresó acompañado por ella, pero la sonrisa sincera sin duda se había quedado en algún lugar del camino, y para el cumpleaños 28 volvió a venir solo.

En el 28 hubo otras características nuevas. Llegó vestido con un saco muy desgastado y su calzado no era tan inmaculado. Ya no sonreía ni siquiera artificialmente y su mirada se perdía en lejanos horizontes de ideas invisibles y realidades carentes de importancia. Se sentó en la misma silla que había ocupado en las 18 ocasiones anteriores y ordenó su acostumbrado pastel con hoja de oro. Tras darle una pequeña probada a la rebanada, se quitó el anillo de casado para dejarlo en el plato.

El joven sonrío brevemente de manera natural mientras miraba al ahora vacío lugar que en el pasado ocuparon primero su padre y luego su mujer; buscó algo en un bolsillo derecho de su viejo saco, al encontrarlo se lo llevó inmediatamente a la sien del mismo lado y jaló del gatillo.

Ahora mientras veo con paciencia ajena las batallas laborales entre meseras sobre el piso de ajedrez, espero pacientemente mi jubilación y recuerdo el rostro ilusionado de un niño de 10 años.

martes, 24 de noviembre de 2009

Vida y sentido (pésame)

Sepultada en la exasperante espera de una ilusión, frente al teléfono mientras escucha una vieja balada, mucho de lo que ella siente ahora lo sienten demasiados en el mundo, desde Asunción hasta la India, pasando por la Gran Muralla. Unas soportan el tedio imaginando futuros de opio, otros deshojan margaritas intentando encontrar respuestas. Algunas leen la Biblia en busca de un Dios personal que les indique cómo arreglar sus problemas privados y otras se la viven leyendo cartas ajenas. Yo ya pasé por allí y estoy cansado de tratar de descubrir el amor y ser por alguien amado. Eso no es algo que brote de la tierra, si uno no siembra antes la semilla correcta. Lo dado no siempre tiene seis caras. El tiempo continúa su marcha inexorable, y ya es tarde. Los que hoy nacen cometerán mañana nuestros mismos errores. A pesar de eso hay quienes se preguntan por qué existen siempre los mismos males. La libertad es sólo una estatua y el triunfo un arco. Quien trata de encontrar la verdad es visto como bicho raro. Yo ya siento que vi lo que tenía que ver, y me siento cansado, pero parece que aún estaré por aquí durante un buen rato. Unos esperan el cumplimiento de su misión en las tabernas y otros lo hacen leyendo malas novelas, unos viven vidas demasiado inspiradas sin acción y otros llevan una existencia empaquetada en serie, todos esos ya cumplieron completamente su objetivo: haber nacido siendo nada y vivir siendo la nada.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Ya ni llorar es bueno

Recuerdo la época en que arrojaba piedras a las multitudes, señalando al que mentía por ganarse un mendrugo de pan. Odiando al que aspiraba cada año a tener un auto nuevo y condenando a los que iban al país del adulterio. Con risa soberbia me reía del que le pedía que le tocaran el sexo y de aquel que lloraba porque en su libertad se sentía preso. No soportaba a quien vivía como los demás le decían, yo me sonreía pero ahora los entiendo y hasta perdí la risa. Me recuerdo despreciando al que iba a la casa de Dios a pedir auxilio, y también del que la misma ayuda la pedía a su vecino. Ahora que la inmortalidad se me escapó de las manos me encuentro actuando papeles que ayer hubiera yo rechazado. Ahora sé que la imagen y semejanza que compartimos con el Creador es la posibilidad de hacer el bien o el mal desde el fondo del corazón. Por fin entiendo eso de que con la vara que mides serás medido y todo me dolería menos si ella estuviese aún conmigo. Camino solo la ruta que me ha de llevar hasta el final. A veces estoy tan cansado que ya no puedo ni mirar. Ojalá sea cierto eso de que todos podemos aspirar a ser perdonados, si en verdad queremos vivir sin estar equivocados. Ya no me río con tanta fuerza, es más, ya no me río en lo absoluto, desde que me descubrí haciendo lo que hace cualquier adulto. Me hubiese gustado conservar mi inocencia, pero ya ni llorar es bueno, ahora sólo aspiro a la paciencia.

martes, 3 de noviembre de 2009

La fiesta insufrible en la vieja casona

Una vieja casona estilo victoriano con amueblado rococó, escenario de una fiesta común en una época que daba muy pocos motivos para festejar. Bajo el retrato cubista de Descartes en bikini se encontraba un retrete con títeres colgados, desde el cual un hombre decidió llamar la atención de los muchos presentes alzando su copa de vinagre togolés y gritando a todo pulmón: “In vino veritas”. El coyote rabioso que tenían encerrado en el baño principal comenzó a aullar la Traviata al revés. Nadie río por la ocurrencia del sujeto ni bailó al compás del coyote, dejaron el río correr y todos participaron en el linchamiento del sincero misterioso. El tiempo comenzaba a volar tal y como lo haría un halcón con un gran yunque atado en su pata izquierda. Beethoven estaba furioso, porque aseguraba que el yunque que anclaba al halcón había sido extraído de sus oídos. Treinta malabaristas mancos intentaron entretener a los presentes haciendo extraños dibujos con sus lenguas arrancadas. El mudo acto no levantó ni un ápice el ánimo general, ni siquiera emocionó un poco al ánimo sargento. “El tiempo, el mundo y las monedas, son todos redondos”, exclamó en tono triunfante el hombre de la mente cuadrada con la única finalidad de abortar el embarazoso silencio, mientras muchos lo relacionaron con el que creyó descubrir que la lluvia estaba mojada. “Por cierto, ¿ya se fijaron que hoy hace mucho calor?”, concluyó el hombre, apenado, por el simple hecho de decir algo más antes de perder la atención de los presentes. “Podrían pagarme durante 20 años por calentar una silla ocho horas diarias, pero eso sería más cuadrado que las redondeces de este mentecato”, fue lo único que se le ocurrió decir al fantasma ambicioso mientras un sacerdote trataba de exorcizarlo con Coca-Cola. Por ese entonces Homero solía escribir guiones para comerciales televisivos, “es más lucrativo que escribir poemas épicos”, decía a manera de justificación a cualquiera que no quisiera escucharlo. El tercer jinete del Apocalipsis comía apio cuando recitaba el guión de una película muda de Chaplin, esto lo hacía cada que se sentía muy nervioso, y en esa ocasión cómo no estarlo, pues se encontraba buscando la cabeza de Rasputín y lo único que había encontrado hasta ese momento eran las botas tejidas de Bismarck. Lourdes, apodada ‘la no milagrosa’, llegó del brazo de Sansón calvo y ordenó un peluquín y una quijada de asno rostizada para su acompañante, por supuesto que nadie le hizo el menor caso, pero la pobre no podía dejar de pensar en qué posibles afrodisíacos podrían devolverle a su pareja lo que una tal Dalila le había robado. José Pérez, aquel sujeto tan hispano como el que más, gustaba de disfrazarse de Robert E. Lee, y en éxtasis bélico desenfundó su pistola y comenzó a disparar a diestra y siniestra, al rimo de un viejo vals, mientras gritaba “muera Pancho Villa”. El coyote dejó de aullar la Traviata al revés y todos se ocultaron donde pudieron. Sin embargo, el arlequín desgraciado (ocupando todos los sentidos de este adjetivo) se encontraba tan ebrio de estupidez que ni siquiera sintió la bala que le depiló las pestañas del ojo izquierdo. De ese suceso proviene la frase Nulla dies sine linea, la cual se aplica a todos los que tienen las pestañas del ojo derecho más largas que las uñas de los pies. Los disparos cesaron y el verdugo lampiño del César cortó la cabeza de Juan Pérez con una goma de borrar (tarea que le llevó más tiempo del que te imaginas). Adán se hallaba oculto en el desván desde mucho antes de que empezara la fiesta, y allí se quedaría con justa razón, pues temía que sus descendientes le tumbaran a golpes todos sus dientes. La hermosa hueca dijo: “sospecho que la manzana tiene connotaciones sexuales” y después intentó conversar con su príncipe ideal de papel cuché, que estaba impresionado en una revista de tercera. Einstein dudaba entre rasurarse el bigote o peinarse, pero prefirió anotar números en su libreta favorita. Un grupo de fanáticos había logrado ponerle calzoncillos al David de Donatello (al de Miguel Ángel ya lo habían destruido, pues no traía cubierta la cabeza). “Por mi abuela que jamás volveremos a permitir situaciones tan depravadas”, exclamó el líder del grupo fingiendo ignorar a su hijo (al que apodaban ‘el erizo’ por todas las heroicas jeringas que llevaba siempre clavadas en sus brazos). Una ancianita que gustaba de empujar su carro de supermercado adondequiera que iba, recogió la decapitada cabeza de José Pérez con la idea de venderla haciéndola pasar por la cabeza de Pancho Villa. Freud, mientras tanto, rompía su propia cabeza tratando de resolver el enigma propuesto por un bromista sádico acerca de por qué tanta gente encuentra placer atormentando a sus semejantes. Todo sucedía, pero nada inmutaba a Judas Iscariote cuando éste se proponía buscar la segunda mejilla de sus semejantes. Un mesero vestido de águila calva (con mucho más pelo que Sansón) conducía su campana de salvamento con ruedas para ofrecer bocadillos a los que no habían sido invitados (quienes curiosamente eran numéricamente más que los invitados). Al ver que la fiesta decaía un poco, el Papa sugirió comenzar a jugar al rito Vudú, pidiendo a su cardenal de confianza que se quitara el antifaz y le trajera el becerro de oro que tanto adoraba. No todos los asistentes participaron en el juego, los protestantes (quienes en honor a su nombre trataban de estar en contra de todo) continuaron viendo la TV junto a los muertos vivientes. Tampoco participaron los tipos de las calentolendas (¿o se escribe carnestolendas?) perpetuas, pues estaban muy concentrados en desfogar sus energías (que realmente no eran tantas) en los miles de cuartos de la vieja casona, por múltiples motivos. Los ecologistas también se retiraron del juego, pues en éste se utilizó una gallina decapitada. El homosexual que nadaba en estilo mariposa comía cacahuates en la cornisa más angosta de la vieja casona, a una altura que hubiera hecho temblar al menos acrofóbico, preguntándose de qué manera podría ahora ejercer su derecho a ser lo que era enfrente de toda la gente. “¡Lo tengo!, haré púbico mi romance secreto con el reverendísimo cardenal”, se dijo, y de la emoción cayó de la cornisa muriendo en el acto asexual. Como todo juego que se prolonga demasiado, el rito vudú terminó por cansar a todos sus participantes, quienes sin saber qué hacer para divertirse se sentaron en donde pudieron mirándose unos a otros e ignorando todas las razones posibles. Un idiota hiperactivo decidió fundar una religión, basando sus dogmas en todos los libros de superación personal que le leía su bisabuela cuando era pequeño. La nueva religión consistía en saltar lo más alto posible y sin cesar (quizás con Augusto) con el fin de estar los más cerca posible del cielo prometido. La reina Isabel, quien llegó disfrazada de Marilyn Monroe montada sobre un guanaco que mascaba guano (pues la bestia era alérgica al tabaco), decretó ese día como festivo. Era su manera de expresar sarcasmos, ya que bien sabía que nadie se divertía en la vieja mansión. Tentadoras hojas de papel. Tan blancas como la pantalla de una computadora, las cuales invitan a ser manchadas con el fruto podrido de mi imaginación, sin importar qué tan absurda y famélica sea. A esto te pueden orillar los mediocres con poder, al menos hasta que den las seis. De las mil maneras de matar el tiempo esperando la hora de salida, ésta tiene la ventaja de distraerme tratando de crear algo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Colectivo ruta 2

Lamento ser miope. Tratar de encontrar el colectivo, o el bus, correcto al atardecer puede ser una tarea difícil para mí. No me gusta usar gafas, no es por vanidad sino por evitarme la incomodidad. Los lentes de contacto, ni pensarlo, de hecho no me los podría ni colocar (cierro los párpados al ver que algo se aproxima demasiado a la niña de mis ojos... no es metáfora). De hecho encontrar el colectivo correcto es una tarea difícil para mí a cualquier hora. Se aproxima, se aproxima, y el letrero de extrañas letras flourescentes no lo alcanzo a leer. ¿Qué dirá? Me entero hasta que el vehículo está a tres metros de mí. Si no es el que espero, lo dejo ir, tal como la novia con escrúpulos dejaría ir al novio en el altar si no se sintiese segura de su amor. Si es el colectivo correcto, pues le pido que se detenga y dependo de la generosidad del chofer para ver si se detiene. En caso de que se detenga abordo la cosa y pregunto cuánto es la tarifa para mi destino. Seis pesos para donde voy. No sabría decir si sólo soy miope de vista o también he perdido el olfato, quizás ya estoy acostumbrado, pero los colectivos de la ciudad ya no huelen tanto a orines como solían apestar en mi juventud. Igual y ya los limpian más... no, no, esos cambios conductuales de una especie no suceden en tan poco tiempo... quizás en mil años, es probable que éste en particular haya sido lavado por la mañana. Estéreo a todo volumen, canciones repetitivas de mantra hueco y alta lascivia. Acelerones y frenazos constantes, ambos diseñados aparentemente para probar los reflejos de los pasajeros. “Aférrense al fierro si quieren conservar su vida”, debiera ser el lema de un chofer de colectivo en el DF. Si lo fuera, seguro lo dirían como burla y con doble sentido. Si acaso hubiera un asiento disponible en el colectivo, no podría yo tomarlo. No es que sea yo muy alto, pero los asientos parecen estar diseñados para seres sin piernas o para los más pequeños enanos del circo. Además, no faltaría el tornillo mal puesto en el asiento capaz de rasgar cualquier prenda, o hacer carreras tipo derby de Kentucky en una media (incluso en una entera). Pasaré por alto el riesgo del tétanos para no sonar hipocondriaco. En el bus se hace esperar el 'show' del payaso callejero, que aborda para recibir monedas a cambio de unos chistes malos, algo subidos de tono; o el exadicto con cara de penitenciario que llega a pedir limosna aclarando que lo hace 'en buena onda' porque ya no quiere robar más. Una táctica que seguro tomó de algún manual de viejos gangsters de Chicago. El tráfico es eterno. En el transporte no puede faltar una imagen de la Guadalupana, o de San Judas Tadeo. Aunque de un tiempo para acá, la Santa Muerte ha ganado muchos adeptos. ¿Será que los choferes de colectivo le surten muchos clientes a la huesuda? La gente va ensimismada. Quisiera creer que está concentrada, pero es más probable que vayan pensando en nada. Mente en blanco, objetivo Yoga que aquí se alcanza sin desearlo. Monotonía de mono tendido en jaula del zoológico. Es ilógico ser tantos en un espacio tan pequeño (no hablo del colectivo, sino de la ciudad). Un niño se entretiene mirando pasar el asfalto de la calle a través de varios agujeros que hay en el piso del vehículo, un piso picado, carcomido por el tiempo. Más que nada parece colador. Aún no sé de decapitamientos múltiples en un bus, porque al ir a gran velocidad el piso se le cayó de repente... sólo espero que éste no sea el primero de esos casos. Sube un señor que vende golosinas, el chofer le compra un cigarro, y se lo fuma a pesar de que está prohibido, y de que hay más de tres anuncios en el interior que prohíben fumar. Ya me imagino que si alguien le dice algo al chofer, respecto al humo del cigarro, el conductor invitaría al osado a bajarse del colectivo usando un vocabulario capaz de sonrojar a verduleros y piratas por igual. Alguien deja escapar subrepticiamente un gas de sus entrañas. El gas es un ninja silencioso y la pestilencia me hace pensar que los buitres y demás carroñeros también deben expeler gases. Ahora descubro que no he perdido el olfato. Las ventanas cerradas, y el fijador que consume el culpable sería la envidia de cualquier perfumero. Nadie muestra culpabilidad en su rostro. Maldito pasajero. Ya casi voy a bajar, sólo un poco más y descenderé de este vehículo. De repente un giro inesperado, del destino y de las cuatro ruedas, que están tan lisas como la mona. Desviación por arreglos de la calle. Me alejo cada vez más y más del lugar a donde yo iba. Adentrándome a infiernos desconocidos sin un Virgilio. Lugares que ni mis peores sueños (y en verdad llego a tenerlos muy malos) han concebido. Pasa una hora de incertidumbre y me pongo a pensar si en realidad no se habría despegado el piso hace rato y todos somos ahora conducidos al inframundo sin notar que hemos muerto. El colectivo retoma la ruta original, pero como a 35 calles de mi destino principal. Me acerco a la puerta de salida. Grito al chofer "bajan" y salto del vehículo en movimiento, rara vez lo detienen completamente para que la gente descienda. Al final salgo vivo, y con una hora de retraso llego a donde tenía que llegar.

martes, 27 de octubre de 2009

Miss Durazno

Miss Durazno (o la señorita Peach) sonreía orgullosa debido a su famélica estampa. Había logrado lo que la ma’ tormenta le impuso como meta en la vida desde el día en que nació (tres meses y medio después de ser concebida, según ma’). Miss Durazno era la reina de la belleza mundial por 365 días terrestres (los plutonianos no saben a cuánto equivale ese tiempo en Mercurio). Todo un año de sonrisas y eventos, ninguno de los cuales le exige a Miss Durazno el uso de sus dos flamantes neuronas (19 años y aún tenían olor a nuevo). Besos de mariposas que se posan en ninguna mejilla. El peso del pesimismo me agobia, pero como cualquier pesimista prefiero llamarme realista. Ma’ tormenta va de salida y Miss Durazno tiene, en teoría, de frente toda su vida. ¿Qué hará en el futuro cuando termine su reinado? No siempre se tienen 19 años.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Sólo nosotros

Sólo seres como nosotros pueden convertir el oro en amargura, las bendiciones en llanto y hacer ruinas las ternuras. Sólo gente como tú y yo puede pervertir lo bueno, convertir en mentiras lo verdadero y al final no preguntarse ni un por qué. Al principio fuimos los mejores amigos, pero nos empeñamos en destruirlo; ahora ni siquiera puedo estar contigo, si volviéramos a empezar haríamos de nuevo lo mismo. Sólo gente como nosotros, que en el fondo no es tan mala, convierte el amor en tedio y el azúcar en cizaña. Quizás nuestra historia termine con nuestros cuerpos, igual no volvemos a encontrarnos, pero estoy seguro de que si lo hacemos, habrá remordimientos al mirarnos. Sólo gente como nosotros decide ignorar lo que estaba escrito. Sólo alguien como yo reza por volver a verte aunque sepa que no coincidimos.

sábado, 17 de octubre de 2009

Lo que dijo la cabra que hablaba

La noticia salió en primera plana: nació una cabra que habla. Anunció más de tres cosas y menos de diez. Anunció cosas que aterran y que conviene saber. Que no valen las palabras sino el afecto sincero. Que nadie quisiera ser sobrino de Ricardo III. Que para ser inmortal en tus obras necesitas estar muerto y que no es tan feliz quien siempre parece contento. Que el final de nuestro idilio fue ayer y que el final del mundo será mañana, esas cosas predecía la cabra que hablaba. Y antes de morir dijo que solemos confundir el amor con los caprichos, que sólo la vida nos mantiene vivos, que no hay democracias, ni hay masas con cerebro y que debe estar siempre prohibido pensar en lo eterno.

martes, 13 de octubre de 2009

Sola

Extraña manera de esperar el momento. Sentada con sus ochentaytantos años repartidos en sus posaderas (cuarentaypico en cada glúteo). Mirando al infinito. Sola en la mesa ante una taza de café. Junto al suyo hay otro mantel con cubiertos. ¿Espera a alguien más y no sólo al momento final? Es un café de segunda, de esos que pertenecen a cadenas de supermercados. Ella intenta disimular su edad con el cabello teñido de un tono tan oscuro como el de ningún cabello natural. Sus gafas son de grueso armazón y con lentes que parecen robados a un gran telescopio. Huele a muchos años, por más que intente disimularlo con perfume intenso. Huele a últimos días. Es curioso cómo la vida desperdiciada y la vida bien aprovechada huelen igual a esta edad. Probablemente está recordando un amor vivido o imaginado, estas alturas ya todo resulta lo mismo. Todo se confunde. Espera sin esperar y sin embargo tiene miedo de dar el paso final. ¿Será el miedo a lo desconocido? Esos temblores nerviosos y esos achaques la tienen harta. Pero ha aguantado tanto que siente que ya no vale la pena apresurar nada. Algunas veces pensó que la vida termina y uno es olvidado tarde o temprano. Ahora sabe que para ser olvidado no es necesario morir, sólo basta vivir lo suficiente. Le gustaría morir en su cama, durmiendo; y le da pavor perecer en un lugar público, como este café, o en la calle. Piensa en eso mientras le da un sorbo a su bebida, ahora tan fría como su corazón. Si tuviera mucho dinero igual y sería atractiva para algún joven, pero apenas tiene para ir al día y suprimir a medias sus carencias. ¿Quién irá a su funeral? ¿Sus nietos y bisnietos?, ¿los pocos hijos que le quedan vivos? Irá el que se sienta comprometido, nadie irá porque la quiera, si la quisieran no la dejarían tan sola. Y sola la dejaré también, perdida en su olvido.

martes, 6 de octubre de 2009

Mientras llegas

Aves como notas musicales en los cables de la luz. Un añejo periodista habla sin parar de su pasado y su mucha experiencia, líder de opinión que gusta de vivir en el ayer. La lavandería abre sus puertas perezosamente, y tú no llegas. Los trabajadores desfilan rumbo a sus oficinas, yo escribo y escribo sin poder detenerme, algunos de ellos caminan y desayunan a la vez, y yo a ti no te logro ver. Tuestan café en algún local, las palomas buscan comida en la acera, pasan y pasan autos a gran velocidad y yo me pregunto dónde estarás. Me duele la mano de tanto escribir, noto que mi letra se deforma, quizás demasiada computadora. Pasan los minutos, haces tu arribo, yo bajo la mano y dejo de escribir. No más lectura, no más escritura, es tiempo de vivir.

sábado, 3 de octubre de 2009

El hielo quema tanto como el fuego

Tras varios días de intensas reflexiones y genuflexiones, el barbero epiléptico creyó llegar a la respuesta de por qué no tenía clientes en su negocio y por eso tapizó todas sus paredes con fotografías de bellas mujeres desnudas en decididas poses apasionadas. El viejo cumple ahora cadena perpetua por haberle cortado accidentalmente la yugular a un adolescente lascivo. El piloto invidente se mató solo en una curva más sinuosa que la silicona de una actriz de moda y el único que rezó por él fue el sacerdote ateo mientras bautizaba a su niño no planeado que con los años se convertiría en el profeta adivino historiador heredero fiel de Heródoto. Todo esto lo recordé al probar la bazofia que preparó el chef sin sazón en un restaurante bajo techo al aire libre. Recordemos que en ocasiones el hielo quema tanto como el fuego.

viernes, 2 de octubre de 2009

Confesiones conflexionadas (cornflakesionadas) a la medida de la regla con que me midieron

Enfriado, de planeta en planeta, plantado sin planes, como el menos principal de los príncipes, conociendo a desconocidos y perdiéndome a mí en el desconocimiento. Píntame una pinta de cerveza y te presento a mi Mr. Hyde (Park). Así pasó hasta que me bien perdí malamente en ese laberinto con minotauros robados de la Plaza de las ventas (que por entonces ya estaba en renta y posiblemente iba a cambiar su nombre por el de Plaza McDonalds o Plaza Hewelett Packard). Y el fulano que veía en los espejos era un total extraño. Añoro cuando me reconocía. Ahora, con 100 kilos propios encima, esos al menos se pueden quitar, con algo de voluntad, ojalá se fueran como volutas de humo, trato de retomar abstemiamente el camino que me lleve a estar bien conmigo. Nunca en domingo dijo la griega, y yo me empiezo a tomar mis grajeas para poder dormir.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Pesa mucho envejecer

Pirarse con pirotécnicas sin técnica alguna, agotamiento de ideas y ningún elixir capaz de devolver lo perdido. El tiempo es un ladrón que se lleva todo y te deja experiencia, que nunca es suficiente, quizás lo sea… hasta el último momento, para cuando ya de nada te sirve. No hay sustancia que me haga ver lo que antes veía y ahora incluso mis ojos se han debilitado. No es negocio envejecer. Ponce de León tiene una fuente de la que él tampoco tomó. Louis y Lestat se mueren de aburrimiento en Nueva Orleáns, igual también me aburriría como ellos. Shakespeare y Cervantes se ríen con carcajadas desdentadas de la inmortalidad, porque resulta muy inmoral. La curva del tiempo va a terminar por hacer parabólica mi espalda. Y de eso Jesús no dijo nada, calló discretamente, como Sherezada. Tengo miedo de vivir confundiendo al 100% la realidad con la imaginación. Sigo caminando pero voy a la mitad de la velocidad en que solía hacerlo. No quiero vivir por siempre, pues pesa mucho envejecer.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Generaciones

En un sucio mercado del pulcro Singapur. En el área de comidas. El aire olía a frituras mezcladas con otros alimentos. Ante una de las muchas mesas de plástico había un viejo. A pesar de su piel, ahora arrugada, llena de pliegos y colgante como el puente primitivo, uno podía notar que ese hombre de canos cabellos, amarillenta piel y ojos rasgados fue un atleta en su juventud. Es muy probable que en la actualidad hiciera ejercicio todos los días, para mantenerse “en forma” y ser de esas raras personas que parecen querer morir de salud. El hombre miraba hacia ese lejano punto en el que no se puede ver más que lo que uno piensa muy dentro de la mente. En intensa desesperación esperaba. Le preocupaba mucho que lo plantaran, eso se notaba claramente en sus facciones, que se iluminaron como si les diera el sol cuando llegó a su lado una joven que lo besó en la mejilla, más por compromiso que por cariño. Ella se sentó al lado del viejo atleta. Éste estaba tan feliz que de ser un silencioso en espera, pasó a ser un parlanchín acompañado, tan feliz que no notaba el tedio en la cara de la joven. Tras un largo monólogo, el viejo le hacia preguntas que ella contestaba con seca brevedad o con rápidos sonidos guturales. El viejo empezó a notar lo obvio: la chica no compartía su felicidad y entusiasmo por el encuentro, y como pensando que esto la animaría, sacó de una mochila un viejo álbum de fotos. La joven miró al cielo como si rogara por paciencia y se puso a ver las amarillentas fotos de las viejas glorias fisicoculturistas de su anciano padre, pues eso es lo que el viejo era. El hombre le contaba la historia de cada foto, pero al llegar como a la mitad del álbum la chica se puso de pie súbitamente, le dijo algo a su padre, señaló los puestos de comida y luego desapareció entre ellos mientras el hombre sonreía con ternura. El viejo se quedó sólo de nuevo, esperando. Volvió a colocar su mirada en el infinito mientras con una de sus temblorosas manos se acariciaba un brazo, mecánicamente, perdidamente; esperando a su hija. Tras veinte minutos el viejo decidió volver de sus lejanos pensamientos y se puso a mirar las fotos que había enseñado a la chica. Vio dos veces todas las fotos del álbum. Transcurrieron así cuarenta minutos más. La chica seguramente no iba a regresar con comida. Dándose cuenta que a uno lo pueden dejar plantado aunque asista la persona que uno espera, el atleta amarillo guardó el álbum en su mochila y con una lágrima corriendo por su mejilla izquierda se alejó de allí.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Fácil y difícil

Es fácil decir promesas, lo difícil es cumplirlas; es bien sencillo decir ‘para siempre’ y ‘nunca’, tan sencillo como decir cosas bonitas cuando ardes con pasión, a menos que seas Juana de Arco. Lo difícil es seguir siendo tú y mantener vivos tus sueños. Es fácil hacer amigos, lo difícil es conservarlos; es sencillo ver una estrella, pero imposible alcanzarla, pues no es más que el eco luminoso de algo que fue un sol, ahora muerto, desaparecido mucho antes de que se inventaran las mentiras. Es fácil amar y odiar, esos no son más que sentimientos hermanados que seguido experimentamos. Es bien sencillo juzgar y condenar, así como es difícil soportar ser juzgados. Es fácil sentirse casi perfecto, lo difícil viene cuando redescubres los colores de la realidad. Es fácil creer en Dios, lo arduo es tratar de conocerlo; es muy duro aceptar que una divinidad no es de uso personal. Es bien fácil embriagarse con la ceguera de la fe, lo difícil es soportar su resaca. Fácil es decir que eres fuerte, complicado es tener que demostrarlo; igual cuando presumes ser inteligente, es difícil no quedar ante todos como tarado. Puede ser fácil convencer a los demás de que eres un líder, un ser superior, pues las masas suelen tener mucho apetito de quimeras y utopías; lo difícil es descubrirte mortal y sentir cerca tu último día.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Curiosidades

Es curioso que las canciones más tristes y trágicas son las que más gustan a la gente. Curioso resulta olvidar las felicidades que nos han pasado recientemente, o bien magnificarlas conforme pasa el tiempo. A la tristeza le pasa lo contrario, pues siempre en el presente es inmensa y se va haciendo pequeña conforme transcurren los años. Curioso es el pensamiento acerca de la belleza física, que cuando se tiene se le considera eterna, siendo tan efímera, y cuando se pierde es cuando se le empieza a valorar. Lo mismo le pasa a la juventud. Extraño es que si un grupo de personas lucha por un fin común, si esa lucha dura demasiado el grupo se dividirá, aunque cada fracción siga pugnando por la causa original. Curioso es que se le llame sentido común a esa lógica básica que es tan infrecuente en la gente. Extraño es que muchas personas piensen que el día de su boda es el día más feliz de su vida, siendo que lejos de ser una meta, es apenas el principio de algo. Si los que piensan que la boda es el día más feliz de su vida fueran coherentes consigo mismos, entonces se suicidarían al terminar la luna de miel. Es raro que a pesar de ser todos tan iguales, nos sigamos empeñando en creer que somos totalmente distintos, que siendo tan distintos nos empecinemos en declararnos iguales, y que las mayores penas no son las de los demás sino las que a nosotros aquejan. Es curioso que aun sabiéndonos tan imperfectos creamos que Dios es perfecto, o que tengamos el descaro de decir que nos hizo a su imagen y semejanza. Es extraño que entre más viejos somos, más apego le encontramos a la vida. Es raro que quien se autoproclama sabio resulte en realidad ser un gran idiota. Es raro que se me ocurra todo esto de la nada y que seguramente lo olvidaré mañana.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Identidades

Hermanos, pero desangrados. Amigos, pero en desacuerdo. Compañeros con fines ajenos, todo es diferente, según como lo vemos. Amantes, pero llenos de temores. Esposos atados por costumbre. Tarde o temprano baja lo que sube y no hay borracho que trague lumbre. Socios, pero con distintos intereses. Vecinos, pero muy alejados. Ladrones cuidando nuestras espaldas, nos dejaremos en paz hasta que no quede nada. Caminantes, pero de distintas rutas. Padres, pero ignorando el futuro. Todo se pone más difícil, entre más cosas descubro. Creyentes, pero escépticos en la médula, Jueces con las balanzas rotas. Puedes ahogarte en tus propios llantos, pues eso a nadie le importa.

viernes, 18 de septiembre de 2009

El día que me muera

El día que me muera la noche será oscura, como suele ser; y si me muero de noche el sol saldrá algunas horas después. Habrá muchos recién nacidos y no seré el único en morir. El día que me muera todo seguirá igual, en su mismo cambio. Habrá gente desperdiciando lágrimas y habrá gente cantando. No creo que entonces exista el último corazón roto. Los políticos dirán mentiras y se odiará al que diga la verdad. El poder será aún el mejor afrodisíaco y muchos seguirán ocultando su edad. Muchos se seguirán adjudicando el invento del hilo negro y habrá miles que necesiten a un dios, ya te dije, si me muero de noche, unas horas después saldrá de nuevo el sol. Quizás después haya alguien que me recuerde, pero sólo será para que pueda olvidarme. El día que me muera, espero sinceramente, que no llegue muy tarde.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Oportunidad

Una oportunidad para la demostración, prometo no negarte aunque el gallo insista en cantar. Te necesito conmigo, necesito la fe. No habrá más sorpresas, todo será nuevo, aun dentro de los encierros. No importa cuántas beses te bese, no será suficiente, necesito desterrar la soledad. En la antesala de lo eterno sigo esperando por ti, para brindarte algo absoluto donde abunda lo relativo. Responde como quieras, con un gesto o con palabras, ahora satisfecho quedaría hasta con un leve suspiro. Entre “lo siento” y “adiós”, está el momento más difícil. Entre “te quiero” y “mi amor” se ubica lo que todos dicen. Entre “te espero” y “te ayudo” encontramos lo que menos se cumple. Entre “mucho gusto” y “encantado” verás lo que por educación se escupe. Necesito tu certeza, el alivio de tus miradas. El camino de la mujer es como un rastro en el agua, es preciso que seas la solución a los males que has creado en mí. Necesito tu certeza en este fango de dudas, requiero de tu apoyo para seguir avanzando. No me importa dejar mi corazón en tus manos, mientras creas en mí y no sientas que es en vano. Entre el cielo y el infierno encontramos nuestros cuerpos. Entre el amor y la lujuria danzan los deseos. Entre lo genial y la locura hay el grosor de un cabello. Entre la bondad y la virtud está lo que el mundo más desprecia.

martes, 15 de septiembre de 2009

Hoy

Cada día me sorprende, no por lo novedoso sino porque sigo aquí. Lo soporto con resignación bíblica. Ya soy demasiado viejo como para creer en esperanzas e ilusiones, para tratar de cambiar el mundo, imposible de ser cambiado, agonizante sin remedio. Estoy aquí pagando facturas de mis antepasados, y sin poder liquidarlas para los que me siguen. Pero soy demasiado joven como para aceptar la derrota, para declarar el fracaso total ante las circunstancias, aunque no pueda hacer mucho. Mi felicidad es muy pasajera y hasta me temo que artificial, eso me disgusta. Quisiera creer en algo, en un algo que no terminara traicionándome o que no acabara antes de que los hielos se terminen de derretir. Pido demasiado, pero lo necesito. No me puedo rendir, eso sería traicionar al futuro, pero ya no sé cómo luchar y ya no estoy seguro de contra qué luchar. Busco respuestas en el pasado, pero voltear hacia atrás está perjudicándome el cuello. Quiero dejar de quejarme, pero no puedo. Ahora todo plástico y neón. Ya ni conviene soñar. Quiero la ruta de la libertad. Soy un desconocido para mí y tú, tú sólo eres alguien más.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Como Van Gogh

Igual que el viajero que se queda mirando cómo se va el último tren, que perdió por quedarse a admirar el ocaso. Igual que la novia en el altar, abandonada porque con ella jugaron, aquel viejo juego que tantas veces ella jugó. Me quedo yo tratando de descifrar mi destino en las aguas del río, sin hilo, sintiéndome como se sentía Van Gogh. Suspirando en la almohada como la viuda que nunca tuvo pareja. Soñando como la virgen cuyos blanco ropajes el tiempo percudió. Viendo que mis zapatos están ya muy desgastados como para seguir andando. Me quedo sentado sintiéndome como se sintió Van Gogh. Pero aunque no tenga colores de furia, y aún conserve mis dos orejas, escucho muy bien tus palabras y sigo admirado de tu belleza. Quizás haya una bala por allí que lleva marcado mi nombre, pero dudo mucho que ella sea disparada por mí. Como el náufrago que se cansó de arrojar mensajes al mar. Como el autor de la ferviente carta que nunca se entregó. Guardando en mí todo aquello que quise entregarte, me veo obligado a renunciar, sintiéndome como se sintió Van Gogh. El cielo de zafiros estaba mucho más allá de mi alcance. El signo de Caín brilla en mi frente aún cuando no me pega el sol. Es muy probable que me toque caminar por este sendero, sintiéndome tal y como se sintió Van Gogh.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Al que se va lo olvidan

Al que se va lo olvidan. Dímelo a mí, que para olvidar me fui, y el recuerdo me persiguió a todos lados. Todo para que al volver me enterara que yo, el que recordaba, fui totalmente olvidado. Ahora soy un ser de otra dimensión, que vive, quiere y respira, que aún siente; pero que siente, lamentando, que fue por completo olvidado. Los dados están cargados, la soldadura es dura, te lo digo, pero no lo es tanto como el olvido. Lo digo mal pero es la única manera en que puedo decirlo. El entierro sin difunto, sin dolo y sin duelo. La última vela que se apaga, se pierde en el horizonte del mar, al que se va lo olvidan, y eso es algo que no se puede cambiar.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

No regales una Biblia...

No regales una biblia pues creerán que quieres ser mentor, cuando ni siquiera quieres mentar nada. No regales una biblia a la persona de quien no estás seguro que te ama. Si vas a regalarla, procura hacerlo a un familiar cercano, porque sino serás tratado como los entrometidos y serás menos que un extraño. No importa qué tan buenas sean tus intenciones, si regalas una biblia no faltará quien quiera crucificarte. Habrá quien te considere un fanático religioso, aunque no tengas religión, o quien te crea un grosero libertino por realizar semejante acción. No regales una biblia a quien no esté cerca de tu alma. Recuerda, no regales ese libro a quien aunque te lo diga no te ama.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Agua

Puede ser un símbolo de vida, o ser la pureza palpable; la falta de gravedad para los aspirantes a astronautas y el asesino de la sed para casi todos. Para mí el agua sólo es líquido. Algunos de temen rabiosamente (por ello deben ser vacunados), otros suelen embotellarla y así se hacen millonarios. Para mí el agua es sólo líquido. He oído que para cierta gente el agua es la representación de sus sueños, mientras que para otros, más extraños, es la representación de lo eterno. Hay quienes consideran que el agua es lo mejor para disolver el café, para muchos es la forma en que confiesan que han decidido creer. Dicen algunos que el agua es un mal sustituto de la cerveza; para la triste Ofelia, en cambio, representó el fin de sus penas. Pero no me importa lo que nadie piense, para mí el agua es sólo líquido.

lunes, 31 de agosto de 2009

El tiempo es el mejor mago

El tiempo es el mejor mago, mira si no…
¿Dónde quedaron los imperios del pasado? ¿Dónde está la gloria de los monumentos en ruina? ¿Dónde está la belleza primaveral de esa anciana de 90 años? ¿Dónde está el amor que te tenía? ¿Dónde la razón de los grandes filósofos del pasado? ¿Dónde está la justicia una vez que se gana un juicio? ¿Dónde está la memoria de los que cometen los mismos errores? ¿Dónde se encuentran las generaciones que nos antecedieron? ¿Dónde estarás tú en 300 años?
El tiempo es, sin duda, el mejor mago.

martes, 25 de agosto de 2009

Limón

Llevo días tratando de decidir cuál será la moraleja de la historia. La verdad no sé si es que todos debemos llevar siempre algunas monedas en el bolsillo o aprender a respetar a los ancianos. Todo empezó un día en que llevé a mi trabajo un buen filete de pescado para la hora de la comida. Debo decir que para mí un filete de esos pero que no tenga un poco de limón vale lo que un predicador en el desierto o un neumático triangular. Pues bien, a la hora de comer descubrí que mi filete no tenía limón. Lo bueno es que recordé que a dos calles de mi oficina hay un gran mercado, en donde seguramente venderían limones. Presuroso me dirigí hacia allá hasta encontrarme frente a un gran puesto de frutas y verduras, atendido por una dulce anciana que tiernamente pasaba el tiempo tejiendo unas botas para bebé. En su puesto estaban a la venta los limones más jugosos que haya yo visto, bueno, quizás no tanto, pero lucían realmente jugosos. Tras saludar cortésmente a la viejecita (ella me devolvió el saludo con la misma amabilidad) tomé uno de los limones y le pregunté a ella el precio. “Son cincuenta centavos, joven”, me dijo sonriendo tras interrumpir su labor de tejedora. Busqué una moneda en mis bolsillos, pero lo único que tenía era un billete de quinientos pesos. Se lo hice saber a la anciana, quien sonriendo me dijo: “no hay problema joven lléveselo y al rato pasa los cincuenta centavos”. Yo guardé el limón en el bolsillo vacío y agradeciendo su confianza le dije: “Sí, al rato se los traigo”. Ahí comenzó el drama. Llegando a mi trabajo comí el delicioso filete, con el exquisito jugo del limón. Quedé tan feliz y satisfecho con mi comida que regresé alegre a retomar mis labores, antes de lo cual pensé en ir a pagarle a la anciana, pero no me dieron muchas ganas de salir de nuevo, optando por ir a pagar mi deuda al día siguiente. Tanto me gustó el filete que incluso esa noche, ya en mi casa, soñé que era yo un marinero naufragando y llegué hasta una isla paradisiaca en donde se daban los limones más jugosos del mundo y con facilidad se podían pescar peces que resultaban deliciosos. Jamás he vuelto a tener un sueño tan hermoso, bueno, quizás sí, pero ese fue bonito. Al día siguiente llegué como de costumbre a la oficina, me puse a trabajar y pensé en ir a pagarle a la viejecita al medio día. Cuando llegué al mercado me la encontré tan tierna y dulce como el día anterior, había terminado una de las botitas y ya iba a la mitad de la segunda. “Buen día señora”, la saludé y ella me contestó con mucha amabilidad mientras dejaba su labor a un lado y se ponía de pie quitándose los anteojos. Con un tono cortés, pero manteniendo su mirada triste fija en mí, me preguntó: “¿para usted qué es un rato?” La pregunta me sorprendió bastante y le respondí: “pues un momento breve”. “¡Ah!”, dijo y empezó a bajar unas piñatas que estaban colgadas sobre su puesto, sin dejar de mirarme continuó, “¿y usted cree que entre el instante en que se llevó el limón y el presente ha pasado sólo un momento breve?” Yo, estúpidamente, como si ella estuviera bromeando conmigo, le empecé a responder: “Bueno, usted sabe que el tiempo es relativo”, pero no mal había llegado a la palabra ‘tiempo’ cuando recibí un fuerte piñatazo en la cabeza. Se trataba de un burrito multicolor que la anciana me había arrojado. Y mientras alcanzaba otra piñata (ahora era de un winnie pooh) me gritó: “un breve momento, yo te voy a enseñar lo que es la brevedad, abusivo”. El winnie pooh fue a romperse en mis costillas y luego me arrojó un bob esponja, éste me dolió más porque no era una piñata de las pequeñitas. Yo estaba mudo de asombro ante la sorpresiva furia de la vieja, quien después de arrojarme cinco piñatas empezó a darme de puntapiés, ante las miradas divertidas de la gente que poco a poco se fue reuniendo alrededor de su puesto. Yo para entonces ya estaba en el suelo tratando de proteger mi rostro y mis partes nobles. “Ya estoy cansada de los abusivos como usted”, gritaba la viejecita sin que pareciera estar cerca del cansancio por tanto ejercicio. De repente dejó de golpearme y yo me atreví a asomarme. Su rostro era una desfiguración similar a la de las caras de los demonios tibetanos y de sus ojos ahora parecían salir dantescas llamas. Por un momento me temí que iba a reanudar su ataque, pero en vez de eso salió del mercado hacia la oficina de correos que estaba cerca y fijó su mirada en una de las motocicletas de los carteros. Seguro pensó en que si hubiera podido la levantaría para arrojármela, en vez de eso llamó al policía y le pidió ayuda. Adolorido pagué todo lo destruido. No fue necesario que el policía hiciera nada, pues los curiosos estaban todos a favor de la ancianita quien calculó que el total de daños fueron como quinientos pesos, lo cuales pagué gustoso para largarme de allí. Esa es la historia del limón más caro del mundo.

sábado, 22 de agosto de 2009

Había

Había una mujer que solía soñar en cualquier hora de su vida. Había un hombre que sabía decir mucho más de lo que sentía. Sueños y palabras, no difieren mucho en eso de que a veces distan tanto de las acciones. Semillas de decepciones. Hubo una historia como muchas otras más, con personajes similares a los que acabo de esbozar. La mujer suspiraba sin motivos. El hombre jugaba con las palabras para decir lo mismo. Más temprano que tarde alguien se cansó del juego, mientras otra persona arribó al baldío desolado. Pudo llegar la indiferencia puntual, pudieron haber guerras para llegar al mismo lugar. Alguien en algún otro sitio reinició el juego. Sonrisas, besos, regalos y compromisos. Finas lociones, perfumes, pero todo es igual. Historia que no tiene principio real, historia que tampoco tiene final.

miércoles, 19 de agosto de 2009

lo sabremos

El auto de neón que materializaba tus sueños lo dibujaste junto a una presidencia municipal sin ventanas, mientras en tu mente se proyectaban viejas escenas de Casablanca. Eso era tu vida, películas y sueños de neón. Príncipes sin rostro y rostros de padres potenciales, esos eran tus ideales que ninguna escalera al cielo podría alcanzar. Confundida entres las adúlteras sin amor, con abrigos de curiosidad, tuviste suerte de nacer aquí, eso te salvó de ser blanco de manos con piedras. No puedo decir si esto está bien o está mal, eso puede que lo descubramos ambos si es que existe el más allá. Sacan el palacio de la esperanza a la calle para que algún vagabundo sueñe con él. No hay de dónde agarrarse, ni de dónde sostenerse; si hasta Greta Garbo se desgarbó por la vejez ¿qué podemos esperar nosotros? El ruedo está vacío y ya no quedan toros, sólo bailarines de flamenco que te emulan, contorsionándose de acuerdo a las circunstancias circenses. La vela se apaga y la pluma se queda sin palabras. Es tiempo de que nuestro camino se bifurque sin que sepamos si nos volveremos a encontrar; eso lo sabemos los dos, como siempre en su momento.

domingo, 16 de agosto de 2009

Ojos entreabiertos

Sigo sin poder determinarlo. ¿Es el fin de mi vida o el principio de mi persona? ¿Por fin abro los ojos o es que comienzo a cerrarlos? Ya no soy tan bueno como creí serlo, y la maldad ya no es tan mala. Comencé olvidando la palabra de Dios y terminé perdiendo respetos. Los labios no sirven nomás para lanzar palabras al aire y las manos pueden hacer trucos con la carne. Amanecí arrepentido de lo que con mi consentimiento hiciste conmigo. Sólo que no estaba acostumbrado. Yo lo creí incorrecto y ahora es lo único que hago. El jefe de pista luce elegante y huele a jabón, pero ahora sé cómo es por dentro. Todo aquello que ayer miraba por encima de mi hombro, ahora lo miro a la altura de un zapato. Ya nada volverá a ser igual. La inocencia se deslava con cierta clase de calor, y jamás la recuperas. Sólo soy otro más, cambié mis valores por la normalidad. Ha sido pesado, ojalá sea sólo una fase o una temporada; pero sé que el sabor de boca permanecerá. Me siento mal, me siento idiota. No sé si esto es el fin de mi vida o el principio de mi persona. ¿Abrí por fin los ojos o comencé a cerrarlos? ¿Ahora cómo podré ver de frente a la gente sin sentirme apenado?

viernes, 14 de agosto de 2009

a la miércoles

Bajo las nubes negadas de neón
En la nula nieve noruega
Sonando un sable sacado de un salmón
Se divierte Simón con su suegra.
Dividiendo dádivas de dolor
Deduciendo dados recargados
Recogiendo las rocas rococó
Se sorprende Simón de su sabor.
Un corazón acorazado y cascado
Se lamenta de haber sido burlado
La ingrata ingenua se ingenió
Para tragar fuego y apagarlo con helado
Una suegra sin hijos no es suegra
Aunque mucho juicio tenga en sus muelas
Como la miel no es dulce si le falta
el trabajo que debió hacer la abeja.
¿Acaso el ocaso ocasionado
No ocurre a pesar de lo pesado?
La pasta tirada en el pasto
No es más que un desperdicio mal librado.
Tan mal librado como resultó el escrito forzado
Por un par de hojas libres
Más te vale hacer algo productivo
En vez de escuchar lo que cualquiera dice.

ad náuseam

Náusea. Tripas revueltas por la tormenta. Subir y bajar, el mar intranquilo, sin puerto. A veces llega uno a la playa y todo bonito (hasta casi aprende uno a nadar) pero de nuevo llegan los nubarrones y ahí vamos. Montaña rusa existencial, que coquetea con la ruleta de la misma nacionalidad. Se pide tregua y se obtiene más guerra. Siempre igual. Nunca en el mismo canal. Se propone como solución la indiferencia, mayor absurdo que el actual. No hay arca de Noé, sólo animales naufragando a la deriva. Tan soberbios, tan malditos en su autoimpuesta elevación. El pecado, si es que existe algo así, fue trepar al otro en un nicho, que se quemó hasta el carbón por culpa de una vela vomitiva. Ya nada está claro. En la tormenta el cielo se confunde con los abismos del océano. S.O.S. ESO Es todo (enemigos).

jueves, 13 de agosto de 2009

Noche en vela

A nadie se le desea pasar la noche en vela, esperando una llamada o que le contesten las que hace. Nada, vil silencio. La imaginación va y se pierde en los lóbregos recovecos del laberinto de los celos. La razón brinca y asegura que no hay de qué preocuparse; si nada malo pasa todo está bien, si algo malo sucede, pues simplemente define otro camino. La confianza perdida rara vez se recupera. El que por su gusto es buey... Sí, muchas palabras. caminos de aquí para allá en la oscuridad. ¿Le habrá pasado algo? (En realidad si eso hubiera sucedido ya se habría comunicado) ¿Está haciéndome pagar la última que le hice sin darme cuenta? (O quizás la que le apliqué con toda intención). ¿Es su manera de echarme en cara de manera violenta 'que ella es libre de hacer lo que quiera'? No sé, igual planeado no le saldría tan bien. O a lo mejor anda con otro que me ha deplazado, despedazado, y al final porque yo me dejé. A nadie se le desea una noche en vela.

martes, 11 de agosto de 2009

Cartita

Quisiera decir que ya no pienso en ti, pero te sigues apareciendo en mis sueños y te miro en cada tres de cuatro parpadeos en mi vigilia. Quisiera decirte que te he olvidado, pero justo contigo fue que me acordé cómo se recuerda. Se que los momentos a tu lado no fueron perdidos, y sin embargo me perdí de ti, extraviado y sin mapa con la brújula rota que dejó de apuntar a tu punto principal. Si pudiera retroceder el tiempo lo haría, hasta el momento en que de manera escalonada te conocí, aunque seguramente haría lo mismo que hice, pero tratando de hacerlo mejor. Lo que me pregunto es ¿por qué tuvo esto que acabar así? Los títulos finales de la película los siento antes de tiempo, apenas rugía el león y ya estaba terminando la función. No hay arrepentimientos ni rencor, sólo esta incómoda situación de que estás lejos de mí, en kilómetros y en sentimiento, si supieras cuánto lo siento. ¿Hicimos lo mejor que pudimos?, ¿nos aferramos a lo imposible? Extrañas jugadas que a veces nos hace el destino, con su humor más negro que el carbón, y en nuestro caso prometía ser diamante. ¡Lo que aún nos queda por ver! Cosas que quisiera y otras que, sin quererlas, sucederán. Caras nuevas, días soleados, y sin embargo sigo creyendo que la cara más hermosa es la tuya y que sin ti el sol no brilla ni siquiera como la luna. Quisiera muchas cosas, ya hasta le escribí a los Reyes, pero siempre lo primero en mi lista es pedir que podamos volver, sin la frente marchita y de ser posible antes de 20 años, que sí son algo.

lunes, 10 de agosto de 2009

El hombre sin corazón

Ella no había sido la primera. No se separaron por nada extraordinario. La historia de ambos, como todas las historias, incluyendo las histéricas, tuvo un final. Así, nada más, ella se fue y él cerró la puerta por dentro. No transcurrieron muchos días cuando él empezó a añorarla, recordando sólo lo bueno, lo positivo; hasta que olvidó por completo el porqué de sus separación, haciendo del rompimiento el mayor misterio del mundo para él. Lo primero en desaparecer fue el auto. Nada insólito si se toma en cuenta la inseguridad de la ciudad. Lo reportó robado y jamás fue encontrado. Cosa de todos los días, a cualquiera le pasa. Decidió no reponerlo y volver a caminar, pensó que le haría bien. Después fueron los amigos, poco a poco se perdieron. Los números telefónicos que tenía en su agenda ya pertenecían a puros desconocidos y nadie pasaba ya por su casa. Siguió mecánicamente con su vida, o con lo que le fue quedando de ella. Una mañana, su casa amaneció sin espejos. La siguiente desaparición fueron los muebles y una tarde, a su regreso del trabajo, donde solía estar su casa encontró un enorme terreno baldío, lleno de mala hierba que al parecer llevaba mucho tiempo enraizada. No se estaba volviendo loco, la dirección era la misma, los vecinos también, pero nadie parecía reconocerlo. Vivió bajo un puente. Su trabajo también se había esfumado, ya no tenía caso pagarle a un compositor para quien las notas desaparecen. Comenzó a mendigar para mantenerse entretenido. Se le fugó el interés. Sus recuerdos se fueron desvaneciendo hasta que su memoria no dibujaba el rostro de ella y sus labios no evocaban su nombre ni en sueños. Una mañana de abril sintió un agudo dolor en su pecho y fue llevado de emergencia a un hospital de beneficencia. Los médicos que lo atendieron no creían lo que atestiguaban: al vagabundo adolorido le faltaba el corazón. El caso se hizo famoso, un hombre ‘vivo’, aparentemente sano, que en vez del músculo vital tenía un hueco. Nada, sólo vacío. No lo pudieron certificar como muerto, pues el tipo respiraba, se movía y pensaba; sólo le faltaba el corazón. A partir de entonces ya nada desapareció. Un inteligente empresario circense lo contrató. Ahora cualquiera que tiene suerte (y que pague el boleto), podrá asistir al circo, cuando éste se encuentre cerca, y mirar al hombre que no tiene corazón.

domingo, 9 de agosto de 2009

Crónica de una no-boda

Había un valet parking que bailaba a las siete el lago de los cisnes mientras castañeaba con los dientes el cascanueces. Corriendo hacia el altar iba la novia ciega, conocida como ‘la novia que no veía’, pero su prometido jamás llegó a la ceremonia, pues estaba en altamar buscando alguna ballena que fuera vacía. “Leven anclas”, decía el marinero prometido, “leven anclas” y su grumete, un mozalbete regordete, comía anclas de rana, sacadas de ranacerontes que solían vivir cuando el Sáhara era un gran océano. El ajuar juar juar de la novia que no veía consistía de muchos y muy finos regalos: costosas costillas de la costa, fragancias que la gente usa para fugar el olfato, ventajosas ventanas veteadas y otras curiosidades importadas. Entre los invitados había austeros astronautas australianos, banqueros argentinos que tenían sus bancos en el Río de la plata, -pero que en la boda se la bancaban en una sola silla de arcilla (seguro que creíste que en un banquillo)-, eunucos enanos enamorados, modosos modistas marroquís (en realidad eran mauritanos), olvidadizos oligarcas adictos al aceite de oliva, Popeye, un rebosante de vida Lázaro que lazaba lazarillos, presuntuosos presidentes de naciones esclavizadas que se presumen libres, sicofantes vestidos de elefantes, pedicuristas pedófilos pervertidos (cuyos lugares favoritos eran las zapaterías chinas o japonesas, suelo confundir los ojos y las cortinas rasgadas) y una princesa persa que perseguía persistente a parsimoniosas personas. Pero te digo de nuevo que comer huevo no es un juego y también que la boda de la novia que no veía no pudo ser. El Obispo vestido de abeja iba avispado a oficiar la misa, y en lo que esperaba dejaba, asqueado, que los fieles desgastaran con oscuros ósculos sus anillos vaticanos de oro que tenía en los dedos de las manos. Esa fue una no boda. Jamás se supo si el prometido encontró siquiera a calcetines o a medias a una ballena vacía, pues nunca más se le volvió a ver.

sábado, 8 de agosto de 2009

Tan ajeno

Con la cultura en el culo (donde muchos creen que debe estar), las sombras flotan sin huella y sin sentido. Todo prefabricado. En serie, no bromeo, a distintas medidas, pero los mismos patrones y ellos, casi todos esclavos, que se creen muy libres. La rebeldía domada, empaquetada, emparentada y apadrinada. La crítica sólo sirve para hablar de intrascendentes series de televisión. Amarrados al tiempo, la moda y la productividad. Sedientos de necesidades creadas. Las mismas opiniones de sus líderes, sólo se cuestionan qué regalar en navidad y en san Valentín. Miran al extraño como si éste fuera de otro mundo, ese extraño que siguiéndoles la corriente les dice: “mi reino no es de este mundo”, que inmundo. Hoy probablemente lo clavarían en una antena que sirviera para transmitir futbol. Y ahora sí somos uno, haciéndonos creer que somos únicos. Todo empaquetado, comunicaciones al alcance de la mano, para ya no decir nada diciéndolo todo. Porque no participas dicen que te sientes patológicamente superior. El pato Donald en el mundo de las matemáticas tenía más razón. Sé que el Reino no es de este mundo, pero entonces no tengo ni idea de dónde puede estar. No veo señales ni rutas que me lleven a él. Me siento también extraño en el lugar donde nací y no soy profeta ni en el extranjero.

lunes, 3 de agosto de 2009

Revelaciones postreras sin postre

Anoche tuve una revelación: no hay revelaciones desde que existió el último profeta de la antigüedad, entonces Dios colgó el auricular. De esos tiempos para acá sólo han surgido magos, encantadores de serpientes, estrellas pop y falsos profetas de probeta. No more Ho ho ho! Holy men! Ya no hay comunicación directa con Dios, no de dos vías al menos, los sueños son sólo sueños. Y yo ayer todo el día dopado con videojuegos, dejé los libros de lado y caí en el atractivo ensueño de los coach potatoes, papa patata potatoe. Lejos, muy lejos del Vaticano y de la baticueva. El opio es sustituido por chips y muñequitos que buscan algo y matan en la pantalla plana. La semana promete dureza y falta de corazón. Los engranes deben demostrar que todavía tienen dientes y los dentistas trabajan de taxistas. A darle que es mole de olla. Cinco días difíciles por delante, ni mo'o por eso pagan. Seguiré siendo el mercenario con ética. El Mundo, undo, está cambiando drásticamente, se acerca un nuevo orden y yo no quiero profetizar nada en este apocalipsis psicalíptico que cae como elipse dipsómana. Lunes, lunes. Monday Monday, Mande, Mandela, Mandala.

viernes, 31 de julio de 2009

De vuelta

De vuelta al silencio, al agujero blanco. Al vacío, a la banda de los niños perdidos, a la culpa injusta, al olvido y al vacío, a la desesperanza, a ser un quijote sin cruzada y un dolorido sin causa ni cruz; a leer sin parar y sin volverme lo suficientemente loco para no acordarme. De vuelta a imaginar lo que nunca será, pero ahora lo imaginaré sin ti. De vuelta a escribir palabras con fantasmas, a soñar recuerdos ficticios, a caminar sin sentido, a observar sin involucrarme, a ser el testigo indiferente que colgó de nuevo su protagonismo en una pared. De vuelta al descuido y a la respiración mecánica, a mendigar minutos entre los amigos. Como Sansón saliendo sin ojos de la peluquería, tratando de recordar qué tan brillante es el sol. De vuelta a frecuentar a las hermanas de la caridad, a acariciar el aire, a pagar impuestos existenciales y a dormir de más. De espaldas a todo, de vuelta a la nada.

lunes, 27 de julio de 2009

Esa voz interna...

Niños no jueguen con fuego si les da miedo el ardor. No se vale escribir cosas lindas, poemas y pensamientos, si no acompañan las palabras con acciones. No olviden a los fariseos. Tampoco crean que algo es para siempre, porque siempre y nunca son conceptos que nos sobrepasan. No apuesten contra el tiempo, porque el tiempo siempre gana. No crean que porque se les rompe el corazón ya no pueden vivir, ni crean que una sola persona puede ser el centro del universo. No prolonguen las tristezas más allá del momento de reconstrucción. La tristeza perpetua es un desperdicio de vida. Todo momento es buen momento para recomenzar. No es correcto rogar. Esfuércense hasta los límites que impone la dignidad, ir más allá no es lindo. Nadie que consideren especial les debe resultar nocivo. Y si les bofetean una mejilla, lo mejor es ignorar, tomar las maletas e irse, total... el mundo está lleno de gente.

domingo, 26 de julio de 2009

Despertador

¿Soy para ti una misteriosa figura demasiado alejada de mi propia realidad? Tu concepto de mi persona es pura fantasía, robada una noche del país de las maravillas. Pones en mi boca palabras que jamás pronuncié, aseguras mi existencia y yo ni siquiera estoy seguro de existir. Confundes la gloria con mi deshonor y el paso del tiempo con lo eterno. Soy tan sencillo y me haces tan complejo. Crees que mi desprecio es amor… todo eso me tiene sin cuidado. ¿Por qué mejor no despiertas de tu sueño? Bórrame por completo de tu panorama. Te lo digo porque he pasado ya por ese camino y te garantizo que conduce a la nada. Es mejor que persigas al viento, que intentes atrapar las sombras, que hagas dibujos con el humo y que trates de tatuar las olas. Despierta por tu propia voluntad, pues si dejas esa tarea en mis manos realmente te dolerá más, y lo peor de todo es que a mí también.

jueves, 16 de julio de 2009

¿Apocalipsis? ¿A poco?

Todo sindicalizado, pero los sindicatos ven por los intereses supremos y los de abajo, al carajo. Todo agrupado, todo en conjunto, grupos y organizaciones. Adiós a la independencia real. Uh uhhhhh. Arrodillados ante la tecnología y las efímeras maravillas de marras. Las 70 vacas flacas en el nuevo sueño del faraón, quien trata de mantener su insomnio dopado en pantallas planas. Shirley Temple no fue por siempre niña, y Michael Jackson menos; nadie lo logra, por eso Nunca Jamás se llama así. El último cierra la puerta, pero el problema es cuando se olvida que hay que cerrarla DESPUÉS de salir. Azotes de puertas y 20 latigazos más al pobre chico de la cruz. Apocalipsis ¿a poco? Suficiente tengo con mis propias faltas como para hacerme cargo de lo que tú perdiste. No es el fin, siempre ha habido épocas así… está en los libros. Las ratitas en su laberinto tampoco encuentran la salida. Uno no puede ser lo que no es, no importa que tan bien le ajuste a uno el traje de piel de oveja, y aunque me he forzado a encajar, nunca lo he logrado. El dinero plástico a la alza. Todo es virtual, hasta el amor (aunque creo que éste siempre lo fue). Y vendrán revoluciones, cambios, pero al final todo se repetirá. Ahora somos muchos, demasiados, extremadamente juntos, pero islas al fin y al cabo. La frase que se me tatuó en la memoria: “para sobrevivir: yo no te pelo, tú no me pelas, y ya está”.

domingo, 12 de julio de 2009

Paradojas y verdades relativas

En la extraña prisa que oprime las entrañas de las mayorías se alcanza a percibir la distorsionada podredumbre de quien se toma su tiempo para todo. Miles de opciones que se resumen en una sola es lo único que veo por aquí, dudo que sea lo correcto, aunque todos me digan que está bien. El imbécil que se cree rey sin dejar de ser una insignificante sombra de unos cuantos números. El dinero no lo es todo, pero no puedes hacer mucho sin él, y esa es una condena constante en este mundo. Érase una vez un extraño pollo con complejo de pavo, que terminó siendo el plato fuerte de una poco opulenta cena de Navidad. Extraño pollo sin duda, pues se negaba a cacaraquear. Puedes comprar 507 cursos de superación personal para aprender a ser lo que debes ser o puedes encontrar tú mismo lo que está en el fondo de tu abismo. Después de todo ¿a quién le importa en realidad? Tarde o temprano todos tenemos que morir, entonces de qué nos preocupamos. La res destazada jamás quiso morir de forma tan aparatosa, pero al final ella fue la única que no se enteró de su final. No odio el dinero, sólo me molesta la manera en que lo consigo. Hay que tener cuidado de no llamar hermano a nadie, un franciscano me dijo alguna vez que las palabras son efímeras y que la mayoría de las veces se usan para disfrazar acciones. El sol se pudre día a día, mientras tu vida se diluye en trabajos que apestan a ambiciones frustradas y a explotación sin sentido. ¿Por qué debemos pagar por lo que no queremos y por los pecados ajenos? Ningún gurú tiene la respuesta. Hay bufones cuya idiotez los convierte en menos de lo que eran. La moneda está en el aire y tus frases viajan con ella. No hay ninguna razón cuando se persiguen utopías, el tren va demasiado aprisa como para poder saltar de él. Cobarde, dicen, es el que se suicida, aunque creo que se requiere mucho valor para hacerlo. El mundo está tapizado de paradojas. Muchas religiones de dónde escoger y muchas marcas de mermelada de fresa. Las revoluciones siempre terminan siendo tres veces peor que lo que derrocaron. Sí, paradojas y verdades relativas, extraña supercarretera a la perdición. Todos seremos juzgados por lo que escribimos, lo siento, ahora no puedo escribir otra cosa, sólo espero que la sentencia no sea tan severa.

miércoles, 8 de julio de 2009

Gajes desgajados del oficio

El mastodóntico amo saca a pasear a su miniatúrico perro, pues no hay mucho lugar en el microscópico departamento del vertiginoso piso 40. Yo los observo tratando de evadirme del momento mientras soy observado ávidamente por un grupo de corruptibles policías. Las cocodrílicas lágrimas brotan de tus precámbricos ojos mientras desclasadamente dices adiós al que indiscriminadamente llamabas amor. Tu ártica sangre fluye por tu raquítico cuerpo, que ahora tiene una primitiva función pero extraordinariamente exclusiva para unas nóveles manos, de alguien que perjuramente jura ser sincronizadamente sincero. Ese alguien que avariciosamente posee tu latídico corazón (y mucho más). Obnubiladamente por la luz incandescente te digo adiós deseándote suerte. Y cuando con parsimonia te alejas los agentes sagaces se acercan sigilosamente a mí para sacarme el dificultoso dinero por haber aparcado puercamente el auto en un lugar estrictamente prohibido. Son gajes desgajados del oficio.

Esos bloqueos y esas renuncias

Es probable que haya llegado el momento de renunciar a plasmar en palabras mis pensamientos. Eso se siente siempre que no se tiene nada que decir. La inspiración llega de sorpresa y antes de que me dicte algo digno, se escapa furtivamente y a lo lejos me lanza carcajadas. Es como un ladrón escapista bromista. Hace poco me vi buscando inspiración en mis escritos viejos, esa acción es una lápida para la creatividad. Como el ser que se alimenta de cadáveres o el ex-presidente que contempla sus irrecuperables glorias; aunque yo cadáveres mejor de lejos y glorias sólo las de oblea. El alcohol y algunas sustancias sólo me inspiran pereza o un idiotismo imposible de plasmar en papel (como no sea en papel higiénico). Traté de buscar respuestas en la historia y sólo descubrí que el presente es la misma confusión perpetua. El tiempo es un perpetuo eco de momentos. Es curioso que cuando pensé que podría ser bueno en algo, ese algo se me niega repentinamente para transformarse en otra sombra. Ya no tengo ánimos para descifrar el código, para esclarecer la confusión, retratar la realidad, mofarme del humorismo involuntario, atrapar la poesía o lograr la permanencia. Por eso pondré el piloto automático y me relajaré por lo que resta del viaje. Supongo que era de esperarse en este mundo de lo finito. Pensar en otra cosa es mera soberbia.

martes, 7 de julio de 2009

Tiempos modernos

Aparecen de nuevo palabras. Pudiera tratarse de otra carta destinada no ser entregada o bien otro intento de poema que termina en fracaso. Quizá sólo sea la indolencia o un retrato del dolor que me produce tu ausencia. La primavera sólo es una cuestión climática para mí y el amor una utopía quijotesca. Vivo en los tiempos en que las negras de cajas de harina para hot cakes dejaron de usar paliacates y en la cabeza lucen ya modernos peinados, pero la cara sonriente de la esclava eficiente es la misma. Son los tiempos en que no se requiere disimular que el dinero vale más que la vida y a nadie le importa que eso le importe a alguien. Son los tiempos en que da lo mismo que exista un Dios o que éste se haya muerto, pues da lo mismo también que nosotros existamos o no. No es amargura, sólo cansancio en indolencia, los cuales nacen en mí por tu ausencia.

viernes, 3 de julio de 2009

Conceptos sobre la vida

“La vida empieza cada día”, me dijo un viejo de 80 y pico de años, los cuales sin embargo le picaban como si estuviera dentro de un saco donde se celebrase la convención internacional de circos de pulgas, “lástima que eso suele descubrirse a estas alturas”. Es curioso que haya tantos escritos sobre la vida y ninguno de ellos proporcione LA definición exacta que nos sirva a todos. La fórmula universal dada en dos tablas grabadas por algún ser divino. Ni siquiera me estoy metiendo a hablar sobre la pérdida de tiempo que representan los libros que pretenden decirnos cómo vivir la vida. Superación personal que se venden en tirajes de miles. Lo que es muy probable es que cada quien hablará de cómo le fue o cómo quiere que le vaya en la existencia, no hay gran ciencia; no nos hablarán de lo que es en sí misma la vida. “Mi corazón”, dice el enamorado desdichado, “mis latidos eran ella, y ella se llevó todo, como quien se lleva las flores de una mesa de restaurante durante la noche”. El enamorado marcando el paso ya sin ritmo de sus latidos. Eso era la vida… pero para él. “Vivir es amar a los demás”, es la frase de la mujer servicial que llama amor al intercambio de ciertas satisfacciones fisiológicas por dinero. Y cuando me lo dijo noté cierta ironía en su voz. “Vivir es llenar como sea ese espacio, a veces es largo y otras corto, que existe entre el nacimiento y la muerte”, dijo el pesimista realista en su mínima razón maximizada. “Esto no es vida”, dijo aquel que una mañana se descubrió haciendo un trabajo que no le agradaba, viviendo con una esposa que no quería y enfermando por unos hijos que le preocupaban Y sin embargo respiraba. Puede que para alguien la vida sea el arrancar puntualmente hojas al calendario, para otro sea el cumplimiento de las labores para cobrar el salario periódico. Unos creen que es tener hijos y ayudarlos a crecer. Otros consideran que la vida no vale sin la admiración de los demás. Quizás sea la sala de espera para poder ser admitidos en la siguiente sala de espera. Un escritor* dijo que la vida es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten. Yo por darme aires de grandeza, que se desinflarían como los globos a la mañana, diría que la vida es una tragicomedia, pero la verdad yo tampoco sé qué es la vida.

*Horace Walpol.

lunes, 29 de junio de 2009

Ociosidad y agradecimiento

Disparates lanzados al azar, que tienen tanto poder como las pedradas que desde una barranca arroja un famélico enano al sol. Su única finalidad es matar el tiempo de la espera, mientras llega a suceder algo, lo que sea. Ríos de tinta desbordados en garabatos, sin ningún sentido, viles intentos para matar el tiempo. No hay frases sublimes, no hay datos interesantes ni exposición de sentimientos sinceros; es la belleza de una rosa seca y rota, abandonada en el rincón del desprecio. Absurdos como el vagón de tren sin paredes ni techo, oxidándose por culpa de la indiscriminante lluvia y calentándose con el popular sol. El sol de nuevo, y sin embargo es de noche. El reloj avanza, pero nunca tan rápido como cuando estoy con ella. La mente sigue fabricando tonterías y recuerda a Gary Cooper enseñando a Picasso cómo disparar un revólver. Llevo ya varios renglones sin decir realmente nada, la tinta se me acaba y la libreta, de la inmensa infamia dolorosa, también. Me asusta enfrentarme a la nueva libreta, ¿qué tendré yo para ella? Espero regresar al mundo de los cuentos, al de las pinturas urbanas instantáneas, a los matices de palabras. Me sobran personajes, pero me faltan historias. Se me acaba la hoja y me sobra tiempo, demasiado tiempo.
*
Y este blog llegó a las 10,000 vistas, demasiadas para letras que sólo han visto a lo más dos pares de ojos en su forma original. Gracias a quien lo ha leído y a quien lo sigue leyendo. Como dije no es una autobiografía, pero hay muchas cosas que he vivido en persona. Debe ser que de esas diezmil quizás muchas visitas hayan sido personas que han llegado buscando otra cosa, y yéndose sin encontrarla. Las etiquetas "sexo", "sexo en un bar", "pornografía" y "OVNI", son bastante truculentas, pero de eso he hablado. A nadie he engañado. Ahora me da más por leer que por escribir. Sigo sacando cosas del viejo baúl para ponerlas aquí (confieso que la breve historia del encuentro cercano fue escrita el mismo día en que la subí, pero eso no es común. Cuando me da por escribir algo, va a dar al sitio de la señorita Elania. En fin, sólo quiero agradecer a quienes han leído, y a quienes siguen leyendo; y muchas más gracias para quienes han dejado sus comentarios. Diezmil es mucho para una botella que flota en el oceáno de la electrónica.

viernes, 26 de junio de 2009

Encuentro cercano del tercer tipo

Sergio del Muro López-un supuesto cirujano plástico mexicano que se había ido a los EEUU a buscar fortuna- y Barney Hill -en ese entonces alcalde del condado de San Miguelito, California- se encontraban cerca del río Crucitas, de esa localidad, la noche del 10 de octubre de 2008, cuando interrumpieron abruptamente la conversación que mantenían al ver cómo cerca de ellos aterrizaba un objeto brillante en forma de salchicha vienesa de 7.55 metros de largo. Mientras Sergio y Barney comentaban las diversas connotaciones que el objeto despertó en sus imaginaciones, del interior de éste salieron, avanzando hacia donde estaban ellos, cuatro criaturas de 75 centímetros de altura cada una. “No caminaban, flotaban, y pensé en mi disfraz de Blancanieves cuando los vi, pero faltaban tres y no llevaban gorritos”, dijo Sergio en su primera declaración después del suceso. Ambos coincidieron en que los extraños seres carecían de cuello, que eran de color azul verdoso, que de sus brazos se desprendían espinas, que sus extremidades inferiores parecían ‘monociclos cuadrados’, agregando que probablemente por todas estas causas, o por algunas de ellas, ellos no se sintieron apenados de sus propias desnudeces. Barney dijo que se desmayó de inmediato y Sergio se abstrajo en sus propias ideas, pensando en lo lucrativo que resultaría si convencía a las criaturas de llevar con él un tratamiento de rejuvenecimiento. Uno de los extraños entes tomó de la mano a Sergio y lo condujo flotando al interior del OVNI. Una vez dentro, Sergio notó con sorpresa que su compañero, aún desvanecido, yacía desnudo en el centro de un salón oval. Los dos empezaron a ser examinados por una esfera que flotaba y que se asemejaba a un “ojo de cíclope con conjuntivitis”. Sergio dijo que el ojo parpadeaba cada vez que miraba los rubios cabellos de Barney. Ninguno supo cuánto tiempo transcurrió durante tal examen, pero de repente ambos hombres salieron flotando de la nave y fueron depositados en un arbusto. Fue entonces que Sergio también perdió el conocimiento. Cerca de la madrugada del 12 de octubre los dos hombres fueron encontrados desnudos y dormidos a orillas del río Crucitas por el alguacil de la localidad. No había rastros de sus ropas, de sus pertenencias… ni del OVNI. Tras algunas dudas, y mientras consumían una considerable cantidad de la dotación de Whisky que el alguacil guardaba en su oficina para casos de emergencia, Sergio y Barney realizaron su declaración. Ninguno de los dos quiso someterse a hipnosis para que se obtuvieran más detalles de su extraordinaria experiencia. “En un principio creí que era un flagrante caso de faltas a la moral”, dijo el representante de la ley, “pero hubo detalles en su historia que me hicieron descartar eso y concentrarme en lo que verdaderamente pasó”. Astutamente el alguacil –un reconocido experto en el fenómeno OVNI- logró armar el originalmente inconexo relato para al menos hacerlo cronológicamente coherente. Durante las declaraciones, el policía se enteró que Sergio era un ilegal en los EEUU. El trámite de deportación de Sergio dio comienzo tan pronto abrieron sus puertas las oficinas correspondientes el lunes 13 de octubre, y fue deportado a México en menos de una semana. Tras la deportación, Barney renunció a su cargo y se fue a vivir a México, al parecer ninguno de ellos volvió a vivir un encuentro cercano del tercer tipo.

(Publicado en la “Enciclopedia universal de los OVNIS”, Volumen 4, páginas 240-265, de Jorge Von Buren. Usted puede cada uno de los 25 volúmenes de esa valiosa enciclopedia por sólo $149.99 USD, más $399.99 USD por gastos de envío, si llama ahora al 1-800-VEO-OVNIS. Recuerde que el costo por llamada es de $42.99 USD el minuto. ¡No espere más! ¡Llame ahora!).

jueves, 25 de junio de 2009

De amores y visiones

“Creo en el amor a primera vista”, confesó el miope sentimental, más por costumbre que por experiencia. La reina de corazones usa binoculares, bifocales y microscopio para evitar los errores del miope (de todas maneras ella prefiere los oídos a los ojos, y los odios a los rojos). “El destino es misterioso”, dijo aquel que no supo leer los signos de los tiempos y que prestó oídos a las jazzísticas trompetas de los querubines que atestiguaban la apertura del séptimo sello, ese que se abre antes de la octava entrada y al final del tercer tercio. “Hay maneras menos originales de perderse”, expresó el hombre que se había fundido con su sillón frente a la televisión mientras veía un documental sobre un zorrillo que caminaba con su cabeza metida en una lata de jugo de zarzamora. Y esto fue un documental, que me muera si no es verdad (espero que me visites antes de que esté en mi tumba).

viernes, 19 de junio de 2009

Volver a soñar

La noche susurra secretos que a nadie interesan y que todos comparten. Es insensato arrojar piedras en la lluvia pétrea que cae sobre el desfile de culpables en el que todos participamos. Ahora nadie carga cruces porque las cruces se desgastaron en la historia, cada quien reza a su dios personal. Esquivar impuestos, adquirir lo más que se pueda, necesitar lo que por naturaleza no es necesario y llorar sólo en las películas. Autoproclamarse dueños de la razón y por la razón sentirse superiores a los animales; cometer actos bestiales que ninguna otra especie haría, actos que a su vez carecen de razón. Persiguiendo sombras, atesorando polvo, creando recuerdos que en el fondo sabemos que tarde o temprano vamos a olvidar. Se oyen lamentos de ilusiones perdidas y aún así todos optamos por volver a soñar.

lunes, 15 de junio de 2009

Bocetos

En la calle una anciana discute sola en voz alta a las 8 de la mañana, afuera de una tienda departamental que abrirá sus puertas hasta las 11. Los que se dirigen a sus trabajos la ignoran como si la escandalosa vieja fuera parte del acostumbrado decorado. Ella es sólo un boceto para mí. Cerca de allí alguien permanece encerrado en una oficina, y como la anciana, discute solo, pero en silencio, se pregunta qué le deparará el futuro, pues su vida no ha sido lo que él esperaba. La anciana en su locura es más cuerda que el oficinista desesperado. Ella aceptó su situación hace muchísimo tiempo y ahora sólo flota en la vida. Comentándose a sí misma sus recuerdos fabricados y sin pensar en el día de mañana, ni en un mejor porvenir. Ambos son sólo un boceto para mí. La joven mediocre consiguió un trabajo en la lavandería, donde pasa 10 horas diarias ante un televisor a todo volumen, que todos los días muestra lo mismo, pero con distintas imágenes. Ella también es sólo un boceto. La tienda abre sus puertas, la anciana sigue discutiendo y entra, el oficinista sigue frustrado y la joven mira TV. Yo entro a comprar comida. Yo soy sólo un boceto también.

jueves, 11 de junio de 2009

Libre albedrío

Si tu deseo es perderte en el intrincado laberinto del corazón, o adorar las palabras sagradas de un grueso libro, hágase entonces tu voluntad, que al fin y al cabo si existe Dios terminarás haciendo lo que Él haya decidido. Si quieres pasar la vida viviendo vidas ajenas en televisión, o ahogarte en ambiciones que harán que te preocupes más de capitales que de tus semejantes, hágase entonces tu voluntad, que al fin y al cabo si existe Dios terminarás haciendo lo que Él haya decidido. Si detrás de toda esta confusión de religiones logras descifrar la voluntad divina, entonces quizá sepas ya decirme quién fue primero: el huevo o la gallina. Si quieres estar toda la vida jodiendo a los que te rodean, o si prefieres someter tu persona para que todos te jodan. Si quieres sacrificar a tu hijo en nombre de la causa que te convence, o prefieres convencer para que el hijo inmolado sea el de otra persona, hágase entonces tu voluntad, que al fin y al cabo si existe Dios terminarás haciendo lo que Él haya decidido.

martes, 9 de junio de 2009

memoria

Diana Dados sentada en el nido supremo veía pasar lo que no hizo en su vida. Diana Dados tiene recuerdos artificiales y añoranzas reales. José Pluma escribe sin sentido, sólo para escapar algunos segundos. José Pluma puede estar escribiendo para que Diana Dados añore sus fantasías o para que crea vivir ilusiones ajenas. “Puedo morir en cualquier momento y entonces ¿cuál fue el sentido de mi existencia?”, se preguntó Diana ignorando que esa es una duda que en algún momento todos tenemos. Un cantante de tango decidió cambiar el tono de su música y empezó a interpretar música disco de los 70s. El velorio de Diana Dados fue igual a muchos otros, y 10 años después nadie la recordaba. Nadie recordó tampoco a José Pluma 10 años después de su muerte. La música disco de los 70s tuvo varios regresos, pero nadie recordó al cantante de tango. Y yo medio recuerdo tu nombre, pero olvidé por completo tus facciones.

domingo, 7 de junio de 2009

Sueño H2O

Me gustaría ser el agua que limpia tus culpas, verdaderas o ficticias, el agua que por la mañana recorre tu cuerpo, como quiero recorrerlo con besos y caricias. Me gustaría ser el agua que a veces te hace soñar despierta y que en ti hace todo lo que no hace tu pareja. Me gustaría ser el sueño que te hace suspirar cuando guardas tu mano entre tus piernas; el sueño delicado que, como serpiente, deja ligeras huellas en tu arena. El sueño que aún roto, una vez que abres los ojos, perdura durante días iluminando con su recuerdo tu rostro. Me gustaría ser la brisa que penetra por tu ventana, que al refrescarte te reconoce y te llena de esperanzas. Ser quien te conoce mejor que nadie, como nadie nunca lo ha hecho, pero sólo soy un hombre que dista mucho de ser perfecto.

martes, 2 de junio de 2009

Cupido y la Dulce figura

“Ningún día es soleado aunque no haya ninguna nube en el cielo”, pensando en esta frase ambigua danzaba el Gordo Cupido Fracasado cuidando de que no se le cayeran sus gafas de grueso armazón. Iba desnudo por el parque y saltando sobre un solo pie gritaba: “¡Albricias!, ¡albricias!” Yo pensaba en quitarme ese maldito blanco de mi mente para poder decirte algo. Un individuo, tan negro como la mayoría de las consciencias, y tan estúpido como la mayoría, intentaba correr con sus pantalones bajados a la altura de sus tobillos. Un beso flotaba en el aire, pero no encontraba labios en dónde posarse y se pasó de largo. “Un recuerdo poderoso es lo único que se requiere para amedrentar tu presente”, ese es el dogma de la Eterna Novia Amarilla. En una banca estaba sentado el Anciano Prematuro aterrorizado por la idea de envejecer y hacia él se aproximaba el Muerto cuya obsesión es la muerte. Yo intentaba decirte cualquier cosa, por simple que ésta fuera, pero no se me ocurría nada. El Mendigo De Afecto seguía solicitando limosnas de amor, ahora estaba enamorado de un perro que había lamido su saco. Más de una persona se identificaba con el Mendigo. La Dulce Figura que conquistaba corazones sin esfuerzo intentó decirme algo al oído. ¿Sería algo importante? Jamás lo sabré, yo continuaba preso en la habitación mental en donde creía que estaban las palabras que te tenía que decir. El Gordo Cupido Fracasado comenzaba a darse cuenta que no es bueno del todo (y quizá en absoluto, como pensaría más tarde) mezclar los negocios con lo más profundo de tu persona. Tras este descubrimiento cambió de pie para sus saltos y comenzó a gritar: “¡Maldición!, ¡maldición!” Aquí puedes encontrar el perdón de Dios, de tus padres, hermanos, hermanas, amigos, enemigos, vecinos, jefes, empleados, seres despechados, amantes suegras, cuñadas, carceleros, reyes, envenenados, jueces, acusados y parientes, pero jamás encontrarás el perdón del tiempo. Cuando por fin se me ocurrió algo qué decirte noté que tú, con todo y tu Dulce Figura, te habías ya ido.

sábado, 30 de mayo de 2009

¿Dónde está?

Estuve allí, presente, cuando el amor llegó, pero no pude verlo, estaba distraído, de rodillas en el suelo adorando lo incorrecto. Estuve allí, presente, cuando el amor llegó, pero no pude sentirlo, pues estaba dormido, soñando en quien me dejó. Escuché sus palabras, pero no hice nada, fingí que no estaba mirando, cuando lo clavé en una cruz. Estuve allí, presente, cuando el amor llegó, pero estaba distraído, analizando espejos y ahora me pregunto ¿en dónde está el amor?

jueves, 28 de mayo de 2009

Casual como el sexo de bar

"Me mandó un mensaje diciéndome que gracias por los mensajes y que me mandaba muchos besos", dijo a su compañera del servicio de limpieza la señora sin incisivos que tallaba los azulejos del baño público con un cepillo de dientes para niños, "ya ya no supe más". La afanosa mujer, una noche antes, había salido con un fulano de sonrisa prefabricada y lágrima domada, que la conquistó en una especie de bar de buena muerte (pues seguro allí por cualquier cosa te eutanasian). Tras los tragos baratos, tuvieron una mediocre relación sexual y él, después de la mediana satisfacción, decidió olvidarla cuando se despidieron con un beso de mármol. Grande fue la sorpresa del tipo que, a pesar tan poca destreza, después de despedirse al romper el alba (la llave se quebró al entrar en la cerradura) ella le mandara 48 mensajes de amor a su celular. Unos más melosos que la miel impura. Él, a la media hora de la separación, ya la había olvidado, ella estaba prendada y prendida por él; y no entendía que tras el mensaje de agradecimiento, él no contestara nada (fulano ingrato, después de tantos mensajes tiró ala basura su celular, dispuesto a robar otro para sí). Jamás se volverían a ver. Así pasó, el paso doble de la muerte que no fue contado como pensé que lo contaría. Pero tal como lo digo sucedió, y si no fue así, fue peor.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Pendiente

El número de escalones que hay de aquí al cielo es igual a la cifra de días que le restan a tu vida. Estoy hablando de matemáticas puras, ignorando por completo la moral. El número de golpes que alguien tiene que darse antes de conseguir lo que más desea, es equivalente al número de hombres que buscan lo que para ellos vale la pena. El número de veces que iré a buscarte a tu casa, será directamente proporcional al número de mis decepciones. Por eso desde ayer ya no me esperes, porque hoy estoy en el circo, entre cristianos y leones. El número de poemas que me quedan por dedicarte, son muchos como para poder contarlos; aunque realmente no hablan de ti, mujer, sino de las cosas que cometemos los humanos. El número de líneas que quedan a esta canción, dependen de qué tan aburrido me sienta, además los minutos ya no alcanzan y el tiempo me apremia…

martes, 26 de mayo de 2009

Si yo fuese tú

Si yo fuese tú, probablemente también optaría por el malabarista de números, ese que tiene los pies bien plantados en la tierra y sabe lo que quiere porque es lo que le dicen que debe querer. Si tú fueses yo, quizás tampoco lo entenderías. Si yo fuese tú probablemente aprovecharía la gracia natural para tener un futuro seguro. Si tú fueses yo quizás ignorarías todo esto. Mi chistera ya no tiene trucos para entretenerte y no me gusta ser lo que complementa a las personas que eliges. Tú me sigues encantando como la primera vez, sólo que el juego que quieres no me gusta jugarlo en trío. Si yo fuese tú, probablemente vería que la vida es una angustia constante y también querría escaparme. Si tú fueses yo quizás notarías que nada tiene sentido. Si yo fuese tú igual habría perdido ya la fe en el amor, si tú fueses yo quizás dirías que en esto sí coincidimos. Y mientras tú me entiendes menos yo ya no te quiero más.